5 formas importantes en las que Henrietta Lacks cambió la ciencia médica

Las células de Henrietta Lacks son conocidas desde hace mucho tiempo por los científicos, pero fue la controversia ética en torno a esas células lo que la hizo famosa para el resto del mundo.

Su fama fue gracias a un libro premiado publicado en 2010 que exploraba cómo, en el curso del tratamiento de Lacks contra el cáncer, los médicos aislaron lo que se convirtió en las primeras células humanas «inmortales». Las células HeLa sobrevivieron, prosperaron y se multiplicaron fuera de su cuerpo, hasta el punto de que se han utilizado continuamente en laboratorios de todo el mundo durante 65 años, aunque la propia Lacks sucumbió al cáncer en 1951. Sin embargo, su uso ha planteado problemas sobre las muestras médicas tomadas sin consentimiento y sobre cómo se debe compensar a las personas y a sus familias por los descubrimientos basados en sus tejidos.

Ahora, esa historia es el tema de una película de HBO que se estrenará a finales de este mes, lo que hace que sea un momento oportuno para reflexionar sobre quién era Henrietta Lacks y qué han aportado sus células a la ciencia. He aquí algunas de ellas.

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Vacunar a las niñas contra el cáncer

A principios de la década de 1980, el virólogo alemán Harald zur Hausen descubrió que las células HeLa contenían múltiples copias del virus del papiloma humano 18 (VPH-18), una cepa del VPH que posteriormente se descubrió que causaba el tipo de cáncer de cuello de útero que mató a Lacks. Se descubrió que el VPH-18 es una de las cepas más peligrosas del virus, que inserta su ADN en las células normales y las obliga a producir proteínas que acaban provocando el cáncer. En el caso de Lacks, el virus entró en las células y desactivó el gen que normalmente habría suprimido la formación de tumores. Años más tarde, los científicos utilizaron ese conocimiento para desarrollar vacunas contra el VPH, que ahora están ampliamente disponibles y a las que se atribuye la reducción de los casos de infección por VPH en las adolescentes en casi dos tercios. Harald zur Hausen ganó un premio Nobel en 2008 por su descubrimiento.

Demostrando cómo las células se mantienen jóvenes

Debido a la vida aparentemente ilimitada de las células de Lacks, ahora entendemos mejor cómo algunas células consiguen mantenerse «jóvenes» incluso con el paso del tiempo. Por lo general, cuando las células se dividen -ya sea cuando una persona crece o cuando el cuerpo repara lesiones- cada división corta los extremos de los cromosomas, llamados telómeros. Con el tiempo, eso significa que los cromosomas se acortan ligeramente, lo que se cree que es un factor de envejecimiento celular.

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En la década de 1980, se descubrió que algunos embriones animales tenían una enzima llamada telomerasa, que protege a los cromosomas de la degradación, lo que permite a las células seguir dividiéndose activamente. Después, en 1989, el científico de Yale Gregg Morin utilizó células HeLa para aislar por primera vez la misma enzima en células humanas. Morin planteó la hipótesis de que esta enzima, presente en las células cancerosas, era también la forma en que las células embrionarias eran capaces de dividirse rápidamente al principio de la vida. Y en 1996 se demostró que estaba en lo cierto, cuando los científicos descubrieron la telomerasa en los embriones humanos, que es lo que les permite crecer tan rápidamente hasta el nacimiento, cuando los cuerpos humanos dejan de producirla.

Erradicación de la polio

En el momento de la muerte de Lacks, la polio era una de las enfermedades víricas más devastadoras del mundo. Las células HeLa ayudaron a que la vacuna estuviera disponible antes. A principios de la década de 1950, Jonas Salk ya había descubierto cómo funcionaba la vacuna; el problema era probarla. Normalmente, Salk habría probado la vacuna en células de monos. Pero los monos y sus células eran caros, sobre todo si se tiene en cuenta que al probar la vacuna se mataban las células en el proceso. Lo ideal sería que las mejores células para las pruebas fuesen susceptibles de ser infectadas por el poliovirus, pero que éste no las matase. No existían tales células hasta que los investigadores encontraron las células HeLa. Estas células no sólo eran más susceptibles al virus que las células que los científicos utilizaban anteriormente, sino que las células de crecimiento rápido eran casi imposibles de matar. Los científicos del Instituto Tuskegee construyeron una fábrica para reproducir las células HeLa, lo que permitió a Salk probar con éxito la vacuna, que en los últimos 60 años ha eliminado eficazmente la polio en la mayoría de los países del mundo.

Mapeo del genoma humano

A mediados de la década de 1960, las células HeLa se fusionaron con células de ratón, creando las primeras células híbridas humano-animales documentadas. Esas células, a su vez, cobraron importancia en los primeros tiempos del mapeo de genes. Como cada híbrido tenía un surtido diferente de genes humanos y de ratón, los científicos podían observar qué proteínas producía o no una célula y deducir qué gen humano las producía. Estas técnicas evolucionaron con el tiempo hasta convertirse en el mapa detallado del genoma humano que surgió del Proyecto Genoma Humano.

Científicos europeos publicaron posteriormente el genoma de Lacks, pero lo retiraron de la vista del público tras las protestas de su familia. En 2013, los Institutos Nacionales de Salud y los descendientes de Lacks publicaron un conjunto especial de normas para el manejo del genoma de Lacks.

Creación del campo de la virología

A lo largo de los años, los científicos han infectado las resistentes células HeLa con diversos virus -el VIH, el herpes, el Zika, el sarampión y las paperas, por nombrar algunos- para entender mejor cómo combatirlos. Descubrieron, por ejemplo, que el tipo de glóbulo blanco llamado célula T porta una proteína de superficie llamada CD4, que es la que utiliza el VIH para entrar en la célula. Cuando se añadía CD4 a las células HeLa, éstas podían infectarse con el VIH, lo que permitía probar los medicamentos contra el VIH en las células HeLa.

Los investigadores también aprendieron que el virus del sarampión muta constantemente cuando infecta las células HeLa, lo que hace que la enfermedad sea más difícil de combatir. Más recientemente, los microbiólogos descubrieron que el Zika no puede multiplicarse en las células HeLa. Si se profundiza en este aspecto, se podría encontrar un nuevo tratamiento o vacuna para la enfermedad.

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