Bultos grasos y lipomas en perros

  • Descubrir un bulto bajo la piel de tu perro puede ser alarmante, pero no siempre son graves
  • Siempre haz que los revise tu veterinario, sobre todo si has notado que aumentan de tamaño o están doloridos o sangran
  • Pero muchos resultan ser lo que se conoce como tumores grasos, o lipomas
  • No son bultos cancerosos o que pongan en peligro la vida, y son muy comunes en los perros, sobre todo en ciertas razas

    ¿Qué es un lipoma y qué lo provoca?

    Los lipomas son bultos inofensivos que se inician en las células grasas almacenadas en los tejidos de todo el cuerpo y no suelen ser dolorosos. Acumulan más grasa a medida que crecen y son más probables en perros de mediana y avanzada edad. El tamaño del bulto depende de la cantidad de grasa que almacene el lipoma, pero pueden llegar a ser muy grandes, en algunos casos del tamaño de la cabeza de su perro. Los perros con sobrepeso tienden a desarrollar bultos más grandes, pero los tumores pueden reducir su tamaño si pierden peso.

    ¿Son cancerosos los bultos de grasa o lipomas?

    No, los lipomas son bultos benignos, lo que significa que no son cancerosos y no se extenderán por el cuerpo de la forma en que puede hacerlo un crecimiento maligno. Algunos perros, sobre todo los que tienen sobrepeso, pueden desarrollar múltiples bultos de este tipo, pero no suponen una amenaza para la vida. Los bultos normalmente crecen en una bolsa separada del tejido circundante, pero en raros casos penetran en otros tejidos como el músculo. Esto se conoce como lipoma infiltrativo.

    En casos extremadamente raros, los lipomas pueden convertirse en un crecimiento maligno llamado liposarcoma. Sin embargo, estos no suelen extenderse por el cuerpo de la forma en que lo hacen otros cánceres, aunque pueden ser extremadamente difíciles o imposibles de extirpar quirúrgicamente.

    ¿Qué debo hacer si encuentro un bulto en mi perro?

    Lleve a su perro al veterinario lo antes posible. Aunque es probable que el bulto sea un lipoma inofensivo, es importante descartar cualquier condición médica grave. También es una buena idea observar si su mascota muestra algún dolor al tocar la masa y cualquier cambio en el apetito o en los hábitos de aseo.

    ¿Cómo se diagnostican los bultos de grasa o lipomas?

    Su veterinario a menudo tendrá una buena idea de si un bulto es un lipoma simplemente palpándolo, ya que los lipomas tienen un tacto y una textura relativamente distintos. Pero su veterinario puede comprobar el bulto aspirando algunas células con una aguja (aunque debido a que normalmente hay grasa en la piel, puede ser difícil hacer un diagnóstico seguro) o tomando una biopsia para descartar el cáncer.

    Para obtener consejos si su perro ha recibido un diagnóstico de cáncer, haga clic aquí.

    ¿Se deben extirpar los lipomas?

    Muchos lipomas no tienen ningún impacto en la salud en general y su extirpación es puramente por razones cosméticas. Pero la cirugía puede ser necesaria en los casos en los que un lipoma grande ha crecido en una parte del cuerpo donde se vuelve incómodo para la mascota o interfiere con el movimiento. La extirpación de los bultos suele ser un procedimiento sencillo que se realiza con anestesia general.

    ¿Qué razas de perros son propensas a tener bultos de grasa o lipomas?

    Cualquier raza puede desarrollar los bultos, pero parecen ser más frecuentes en labradores, perros pastores de Shetland, perros salchicha, cocker spaniels, weimaraners, schnauzers miniatura y doberman pinschers. Los perros con hipotiroidismo y los que tienen sobrepeso también son más propensos a desarrollar lipomas. La edad es un factor adicional que contribuye.

    Señales a las que hay que prestar atención y que sugieren que tu perro podría tener dolor

    • Cambios en el comportamiento
    • Pérdida de apetito
    • Reticencia a moverse y a salir de paseo
    • Inquietud, dificultad para ponerse cómodo
    • Su mascota puede parecer retraída o tensa
    • Un «movimiento de cola» ocasional no significa que su mascota esté libre de dolor
    • Una mejora en el comportamiento con analgésicos (sólo dé siempre analgésicos prescritos por un veterinario)
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