Muchos caballos mantenidos en entornos antinaturales y sometidos al estrés de las carreras de rendimiento recurren a comportamientos repetitivos (llamados estereotipias) como el cribbing, el weaving o el stall walking. El caballo que hace cribbing se agarra a una superficie con sus incisivos superiores, arquea el cuello, abre la garganta y traga aire con un gruñido y un tirón de la cabeza hacia atrás. Esta actividad desgasta los incisivos superiores y desarrolla unos antiestéticos músculos bajo el cuello que pueden interferir en la correcta flexión del mismo cuando se monta. Los caballos que practican este hábito pueden perder peso porque se han vuelto tan adictos a él que prefieren comer en lugar de hacerlo. Una vez que se inicia el hábito, muchos caballos continúan con el cribbing incluso cuando se les saca a pastar.
La mayoría de los propietarios de caballos que tienen un cribber intentan varias formas de detener esta actividad, como cubrir las superficies de los establos con bordes metálicos redondeados (que son difíciles de agarrar) o utilizar collares de choque o correas de cribbing. Con un collar de choque debe estar presente para impedir la acción, y esto sólo podría romper el hábito si un caballo acaba de empezar a regañar.
Correas
Una correa o collar de regañar es una forma de autocastigo. Se sujeta alrededor del cerrojo de la garganta y se ajusta para causar molestias cuando el caballo se acuesta, haciendo dolorosa la contracción de los músculos que retraen la laringe para aspirar el aire. Muchas correas están equipadas con una pieza de metal o cuero rígido bajo el cerrojo de la garganta. Cuando el caballo arquea el cuello para aspirar aire, la correa se tensa y la punta del metal o del cuero rígido se clava en la piel. El dolor le hace mover la cabeza hacia delante y la laringe no se retrae.