Resumen
Raskolnikov, un antiguo estudiante, vive en la pobreza y el caos en San Petersburgo. Decide -mediante teorías contradictorias, como la moral utilitaria y la creencia de que las personas extraordinarias tienen «derecho a transgredir»- asesinar a Alyona Ivanovna, una anciana prestamista. La hermanastra de Alyona, Lizaveta, llega mientras él rebusca entre las posesiones de Alyona, y también la mata. Mientras tanto, se hace amigo de un hombre alcohólico, Marmeladov, cuya hija Sonya se ha visto obligada a prostituirse para mantener a la familia. Un viejo amigo, Razumikhin, también entra en su vida, preocupado por su aberrante comportamiento. Además, la hermana de Raskolnikov, Dunya, que ha dejado su trabajo como institutriz de Svidrigailov por sus insinuaciones impropias hacia ella, llega a San Petersburgo con su madre. Dunya pretende casarse con un hombre llamado Luzhin para mejorar su posición económica y social.
La narración sigue los giros de las emociones de Raskolnikov y elabora su lucha con su conciencia y el estrecho lazo de la sospecha. Está enfermo durante la mayor parte de la historia, y rechaza con rabia los intentos de su familia y de Razumikhin por ayudarle. Cuando Marmeladov es atropellado por un carruaje y muere, Raskolnikov da a Sonya y a la familia dinero para su funeral. Prohíbe a Dunya que se case con el pomposo Luzhin, que ofende a Dunya hasta el punto de que ésta rompe el compromiso. Raskolnikov visita repetidamente a Sonia, pero se comporta de forma tan desquiciada que ella se asusta. Cuando parece que Porfirio, que investiga el asesinato, está a punto de acusar a Raskolnikov, otro hombre confiesa. En una cena en memoria de Marmeladov, Luzhin acusa falsamente a Sonya de haberle robado, y Raskolnikov le explica por qué haría algo así. Más tarde le cuenta a Sonya que ha asesinado a las dos mujeres. Svidrigailov escucha la confesión y posteriormente utiliza ese conocimiento para intentar chantajear a Dunya para que lo acepte, pero, cuando queda claro que ella nunca lo amará, se suicida.
Por fin Raskolnikov se entrega. Es condenado a ocho años de trabajos forzados en Siberia. Sonya lo sigue a Siberia y lo visita cada vez que puede. Dunya se casa con Razumikhin. Raskolnikov no se arrepiente de los asesinatos y sigue apartando emocionalmente a Sonya y a los demás prisioneros. Sin embargo, tras una enfermedad, llega por fin a la conclusión de que la felicidad no puede alcanzarse mediante un plan de existencia razonado, sino que debe ganarse mediante el sufrimiento. Entonces es capaz de aceptar y devolver el amor de Sonya.