Todos tenemos un poco de neandertal en nosotros. La cantidad varía un poco, desde menos de un uno por ciento hasta probablemente más del 2 por ciento, dependiendo de nuestra herencia. Los asiáticos orientales parecen tener la mayor cantidad de ADN neandertal en sus genomas, seguidos por los de ascendencia europea. Los africanos, que durante mucho tiempo se pensó que no tenían ADN neandertal, han descubierto recientemente que tienen genes de los homínidos que comprenden alrededor del 0,3 por ciento de su genoma.
Ese material genético es el resultado del mestizaje entre nuestros dos grupos en algún momento del pasado. Hubo múltiples encuentros entre humanos y neandertales, y la descendencia de esas uniones cimentaría el legado neandertal en nuestros genomas.
Se cree que los genes neandertales están vinculados a una serie de rasgos diferentes en los humanos. Podrían ayudar a protegernos de algunos patógenos, por ejemplo, pero también nos hacen más susceptibles a las enfermedades cardíacas. El ADN neandertal probablemente también desempeña un papel en el color del pelo, nuestro sentido del olfato e incluso nuestros hábitos de sueño, hasta cierto punto.
Esta historia es parte de una serie en curso que cubre las mayores preguntas de los lectores sobre los orígenes humanos. Leer más:
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