La tiña es un trastorno común de la piel, también conocido como tiña, que puede afectar a la piel del cuerpo (tinea corporis), al cuero cabelludo (tinea capitis), a los pies (tinea pedis, o pie de atleta) o a la ingle (tinea cruris, o «tiña inguinal»). Como su nombre indica, la tiña no está causada por un gusano. Está causada por una infección fúngica de la piel, y los hongos responsables de la infección se conocen como dermatofitos.
Los hongos que causan la tiña tienden a crecer en zonas cálidas y húmedas del cuerpo, como las zonas de sudoración frecuente. Lo más habitual es que la tiña provoque picor, descamación y enrojecimiento de la piel, así como parches de calvicie si afecta al cuero cabelludo o a la barba. La infección es muy contagiosa y se transmite de persona a persona a través del contacto directo con la piel o a través del contacto con elementos contaminados como artículos de aseo, ropa e incluso por superficies de ducha o piscina contaminadas.
Los animales también pueden verse afectados por la tiña y pueden transmitir la enfermedad a los humanos. En este caso, la tiña es un ejemplo de enfermedad zoonótica, o una enfermedad transmitida de los animales a los humanos. Aunque los gatos se ven más afectados por la tiña que los perros, éstos también suelen estarlo. En los animales, la tiña provoca zonas circulares y elevadas que a menudo presentan costras y están asociadas a la pérdida de pelo. Sin embargo, algunos gatos infectados también pueden ser portadores del hongo sin mostrar ningún síntoma. Por otro lado, los perros infectados casi siempre muestran los síntomas cutáneos típicos de la tiña.
Los estudios han demostrado que hasta el 13% de las infecciones de tiña en humanos (tinea capitis) están causadas por un organismo que suele causar tiña en los gatos. Otros estudios han demostrado que en el 30%-70% de los hogares en los que un gato desarrolla tiña, al menos una persona desarrollará la enfermedad. Los niños pequeños, los ancianos y las personas cuya función inmunitaria está comprometida por cualquier motivo son los más susceptibles a la infección.
Otros animales que pueden desarrollar tiña (y pueden transmitir la infección a los humanos) son los perros, las vacas, las cabras, los cerdos, las cobayas y los caballos. Al igual que con la transmisión entre humanos, el contacto directo o el contacto con objetos que el animal infectado ha tocado (como la ropa de cama, los artículos de aseo, las sillas de montar, los muebles, las alfombras, etc.) es el responsable de la propagación de la infección.
La tiña es una enfermedad tratable tanto en animales como en humanos. La medicación tópica (aplicada en la zona afectada) es el tratamiento habitual para la tiña. En las infecciones graves o resistentes (que no responden bien a los medicamentos tópicos), pueden recetarse medicamentos antimicóticos orales (tomados por vía oral). Si una mascota ha sido infectada por la tiña, es importante desinfectar a fondo la casa para librar el entorno de cualquier espora fúngica restante después del tratamiento.