Evite frotar la quemadura. La primera reacción instintiva ante un incidente de salpicadura de grasa es frotar la grasa ofensiva. Sin embargo, al hacer esto, también se pueden frotar las capas de piel dañada. Frote la zona con una toalla limpia y sin pelusa para eliminar la grasa y dejar la piel intacta.
Enfríe la quemadura. Las quemaduras no cesan en el instante en que se retira la fuente de calor. Al igual que un pastel sacado del horno sigue cocinándose por el calor de la sartén, la piel quemada sigue ardiendo hasta que la enfríes. Pase la mano bajo agua limpia y fría para que la piel quemada, y las zonas circundantes, vuelvan a tener una temperatura normal.
Envuelva a cubrir la quemadura. Si no cubre una quemadura, los agentes infecciosos pueden llegar fácilmente a la piel dañada, comúnmente abierta. Cubra la zona quemada con una gasa estéril. Evite cualquier cosa de lino, ya que esta pelusa puede adherirse fácilmente al tejido quemado. Utilice cinta médica para fijar la gasa de forma segura.
Alivie el dolor. Tomar un remedio para el dolor de venta libre (OTC), como el ibuprofeno o la aspirina, puede reducir su dolor. Tome unos cuantos comprimidos de un analgésico para que la quemadura sea menos dolorosa.
Deje la ampolla en paz. Las ampollas son fenómenos naturales que aseguran que su quemadura se cure correctamente. Reventar la ampolla puede permitir que los gérmenes entren en la herida, provocando una infección evitable. Si la ampolla se revienta, limpie bien la zona con jabón antibacteriano y cubra la piel abierta.
Evalúe la quemadura. Si su quemadura es leve, es probable que se cure sin asistencia médica. Observe su quemadura cuidadosamente para determinar la gravedad. Si la piel está simplemente enrojecida o tiene una pequeña ampolla, una limpieza cuidadosa y una cobertura serán suficientes para asegurar la curación de la quemadura. Si tiene una ampolla grande o la quemadura está abierta, debe buscar atención médica.