Mudarse de casa por primera vez es como el primer beso.
Te pasas años imaginando cómo será y cómo te sentirás y cuando por fin llega sientes esa nauseabunda combinación de emoción y miedo.
La mudanza del hogar familiar es una de las mayores transiciones que experimentarás en la vida. Aunque la idea de dejar las normas de tus padres, tu molesto hermano pequeño, e ir a la universidad o empezar un nuevo trabajo puede ser estimulante, también puede ser abrumadora.
La buena noticia es que sentirse nervioso o abrumado es completamente normal y hay formas de hacer que tu transición a la independencia sea un viaje sin problemas.
Tomar la gran decisión
Hay muchas razones que pueden llevarte a mudarte de casa. Puede ser para ampliar tus estudios, para empezar un nuevo trabajo, para conseguir tu propio espacio o privacidad, para vivir con amigos o con una pareja, o puede ser debido a un conflicto con tus padres o hermanos.
Si la decisión de mudarte es tuya, no tomes una decisión precipitada que pueda ponerte en un entorno inseguro, sin dinero o en una posición en la que tengas que volver a casa pronto. Párate a pensar en todas las vías que tienes a tu disposición, como el alojamiento, el dinero y el apoyo.
Después de pasar por el proceso de solicitud de alquiler con un agente inmobiliario, con el propietario directamente o con tu alojamiento de la Uni, probablemente tendrás que arreglar la conexión de la electricidad/gas/línea fija en tu nuevo lugar antes de mudarte; cambiar tu dirección en tu carnet de conducir, en tu banco, con tu universidad/empresa, Medicare, tu médico de cabecera (o encontrar un nuevo médico de cabecera si te has mudado fuera de la zona en la que creciste). Estas son algunas de las tareas que hay que hacer cuando te mudas de casa.
Pedir consejo a alguien de confianza antes de tomar la decisión de mudarte puede ser una buena idea. Discutir sus opciones con un amigo o familiar que haya estado en una situación similar antes, puede ayudarle a obtener una imagen realista de lo que puede esperar. A la hora de tomar la decisión de irse de casa, algunas preguntas importantes que debe hacerse son:
- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas emocionales, físicas, mentales y financieras de mudarse frente a quedarse en casa?
- ¿Qué impacto tendrá esta decisión en mi vida ahora y en el futuro?
- ¿Tengo expectativas realistas?
- ¿Tengo un alojamiento seguro al que acudir?
- ¿Puedo permitirme la mudanza?
- Resolver los estresores familiares – No dejes que una pelea con tu madre influya en tu decisión de mudarte. Irse en malos términos puede hacer que la mudanza sea más difícil para ti y tu familia. Intenta aclarar las cosas y entrar en el siguiente capítulo de tu vida sintiéndote seguro de que, una vez que te vayas, seguirás teniendo su apoyo en los días buenos y en los malos.
- Haz planes para una visita a casa – Tanto si te mudas al otro lado de la calle como al otro lado del país, tu familia te echará de menos y querrá saber cómo estás y qué has estado haciendo. Mantén las líneas de comunicación abiertas, establece una hora para hablar por Skype, una cena familiar los domingos o un viaje a casa para un fin de semana largo.
- Entiende que la ansiedad no siempre es mala – La ansiedad puede tener un efecto debilitante en el día a día de una persona, sin embargo también puede actuar como un mecanismo de protección. La ansiedad en su justa medida puede ser un poderoso motivador, ya sea para preparar un gran examen, o para mudarse de casa.
- Haz una lista de tus preocupaciones: aborda cada una de ellas de forma individual, ya que desglosarlas ayuda a sentirlas más manejables. Si tiene problemas con alguna, o se siente abrumado, pida ayuda a un familiar o amigo.
- Mantenerse conectado a casa – Puede ser útil establecer llamadas telefónicas o videollamadas regulares con la familia y los amigos en casa. A veces, el mero hecho de escuchar una voz familiar es todo lo que necesitas para sentirte reconfortado. Sin embargo, ten en cuenta que demasiado tiempo en el teléfono o en las redes sociales puede impedirte conocer gente nueva y desarrollar un sentido de pertenencia en tu nuevo hogar.
- Sé proactivo a la hora de hacer amigos – Los buenos amigos pueden protegerte de la soledad. En lugar de aislarse, salga a la calle, únase a un club o a un equipo deportivo, preséntese y no se rinda si no hace amistad con la primera persona que conoce.
- Cree una rutina – Haga algunas actividades regulares. Mantener un deporte o actividad favorita ayuda a devolver el equilibrio y la rutina a tu vida y puede ayudar a que un nuevo hogar o ciudad te resulte un poco más familiar.
- Explora la zona – Si te has mudado a un nuevo pueblo, ciudad o incluso país, piensa que es una oportunidad para explorar un nuevo rincón del mundo y descubrir cosas nuevas. Busque un nuevo mercado local, un parque o un restaurante. Salga a pasear o planee conducir a algún lugar diferente cada fin de semana, nunca se sabe que incluso puede encontrar un compañero de exploración o un local que le guíe.
- Trabaje en el pensamiento positivo – De forma similar a la ansiedad, la nostalgia puede hacerle vulnerable al pensamiento negativo como «me siento solo y estresado, ¿por qué me mudé?» No siempre es fácil, pero si haces un esfuerzo consciente para pensar en todas las cosas buenas de mudarte a tu propia casa, es posible mantener una actitud positiva.
- Haz que tu nueva casa se sienta como un hogar – Haz un pequeño proyecto poniéndote creativo y diseñando tu nuevo dormitorio o casa. Trae algunas cosas que te den buenos recuerdos del hogar, y crea un espacio al que te sientas feliz de volver a casa.
Así que has decidido dejar el nido… ¿y ahora qué?
Después de buscar consejo, investigar tus opciones y decidir que es el momento de dejar el nido, el siguiente paso es hacer un plan.
Habrá muchas cosas prácticas que deberás tener en cuenta a la hora de mudarte a tu propia casa como: ¿Dónde vas a vivir? ¿Vivirás solo o con otras personas? Tienes muebles y electrodomésticos o dónde puedes conseguirlos? ¿Cuánto te costará vivir cada semana teniendo en cuenta la comida, el alquiler, la electricidad, internet, el transporte, etc.?
Una vez que has considerado estas cosas, tienes un plan práctico – pero ¿has pensado en los sentimientos y emociones que podrías experimentar una vez que te vayas, y cómo lidiar con los negativos?
Dejar el hogar no siempre es fácil. La nostalgia, la soledad, el estrés y la ansiedad son sentimientos comunes que pueden surgir durante la transición a la independencia. Incluso los jóvenes más felices y seguros de sí mismos pueden tener dificultades. Está la presión de llegar al trabajo a tiempo y hacer un buen trabajo, gestionar los estudios universitarios o hacer malabarismos con ambos, por no hablar de conocer gente nueva, echar de menos a la familia y los amigos en casa, lidiar con compañeros de piso desordenados y ser responsable de tu propia salud y bienestar.
Afortunadamente, hay cosas que puedes hacer para prepararte para los cambios que se avecinan. Algunas de ellas son:
Cómo afrontar la mudanza
Así que ha dejado el nido y está en el gran mundo por su cuenta. Te has mudado a una nueva ciudad y no conoces a nadie, has empezado un nuevo trabajo y tu jefe es inaccesible, o quizás has estado de fiesta toda la semana en tu nueva uni, la diversión se ha agotado y sólo quieres volver a tu antiguo dormitorio.
Es natural echar de menos el hogar a veces y hay cosas que puedes hacer para aliviar la tristeza o la ansiedad en los días en los que la nostalgia se apodera de ti:
La mudanza es uno de los hitos más significativos en tu transición a la edad adulta, no sólo para ti sino también para tus padres. Tomarte el tiempo necesario para planificar tu mudanza puede ayudarte a reducir la ansiedad y a sentirte más positivo y confiado a la hora de comenzar este nuevo capítulo de tu vida.
Autor: Merryl Gee, BSocWk, AMHSW, MAASW, MACSW, MANZMHA, MPACFA.
Merryl Gee es una psicoterapeuta que trabaja desde un marco basado en las fortalezas y centrado en la persona. Con más de 30 años de experiencia, tiene un interés particular en las personas que han experimentado traumas como la agresión sexual o el abuso sexual en la infancia.
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