Ya le ha pedido a Susie que deje de hablar tres veces y Billy de repente necesita ir al baño. El ajetreo del día parece haberse convertido en una bola de nieve en este único momento, justo antes de la cena, en el que haces lo posible por hacer una pausa y mantener una conversación con Dios. Quieres darle las gracias por la comida que te ha proporcionado su mano. Pero parece que Susie y Billy vuelven a ganar. ¿Cómo puede enseñar a sus hijos a rezar un privilegio y una prioridad en lugar de una preocupación y un peso? Echa un vistazo a estas ideas para disfrutar de una rutina de oración diaria con tus hijos!
- Mantente concentrado en el momento; no dejes que Satanás te distraiga y te disuada.
Ya sea a la hora de comer o de acostarse, mantenerse concentrado en el momento es importante. Espere pacientemente a que todos los niños se sienten en silencio. Si tomarse de las manos funciona para su familia, permita que esa rutina física sea la señal de que es hora de unir sus corazones ante el Señor. Si teme la rivalidad entre hermanos como resultado de tomarse de las manos, pedir a los niños más pequeños que doblen las manos es otra opción para evitar que se ocupen los dedos. Asegúrese de eliminar las distracciones, como los libros o los juguetes.
- Utilice los momentos rutinarios del día para incorporar las oraciones y construir hábitos espirituales fuertes.
Utilizar las horas de las comidas y la hora de acostarse como momentos de oración programados construye hábitos que duran toda la vida. Cuando se inclinan las cabezas, incluso en los restaurantes o en el drive-thru, los niños entienden que cualquier entorno es un entorno de oración. Mis hijos suelen ver a otros cristianos rezando en público y comentan o nos sonríen a su papá y a mí. «Mamá, ¿los has visto rezar?». Haz que la oración sea una parte consistente y normal de tu día. Lean juntos el nuevo y precioso libro Puedo aprender a rezar para enseñar a los niños que nunca son demasiado jóvenes para aprender a rezar.
- Elija palabras sencillas que reflejen su corazón; recuerde que las frases cortas mantienen la atención de los niños.
La oración es hablar con Dios y sí, él nos entiende sin importar cómo digamos lo que decimos. Nuestros acentos o dialectos no influyen en él. Las frases atropelladas o las oraciones de una sola palabra son escuchadas igualmente por nuestro amoroso Padre. Pero al orar para dar el ejemplo a los niños, mantener nuestras palabras ordinarias y usar frases claras y concisas puede ayudar a los niños a mantenerse concentrados porque entienden lo que se dice.
- Da afirmaciones positivas a tus hijos después de un comportamiento respetuoso o de sus propias oraciones.
Decirle a tu hijo lo mucho que Dios lo ama y le encanta escuchar sus oraciones es una manera maravillosa de fomentar hermosas experiencias de oración para tu hijo. Recordarles las Escrituras que señalan el cuidado de Dios por ellos también los inspirará a recordar el amor de su Padre celestial. El uso de estos consejos para recordar la importancia de la oración en momentos rutinarios a lo largo del día fortalecerá el tiempo de oración en familia y se mantendrá en sus hijos como un hábito para toda la vida. Alentar fielmente los corazones de sus hijos a través de la oración unirá a su familia en el nombre de Jesús. ¿Cuál de estos consejos te parece más valioso para mantener una rutina de oración regular con tus hijos? Rachel en RachelWojo.com La oración debe ser nuestra primera respuesta, no nuestro último recurso.- Un paso más
Ayuda a tus hijos a desarrollar una relación más estrecha con Dios a través de la oración.
Cuanto más hablemos con Dios en la oración -trayéndole agradecimientos, alabanzas, alegrías, heridas, confesiones y peticiones- más fuerte se hará nuestra fe. No siempre estamos seguros de cómo orar… pero Jesús dice que la oración es algo que se aprende. ¿Y qué mejor momento para aprender a orar que la infancia, cuando se forman los hábitos que durarán toda la vida?
Puedo aprender a orar es una experiencia de 52 semanas y una guía estupenda para que las familias entiendan la oración. Desde las oraciones «¡Guau!» y «¡Gracias!» hasta las oraciones «¡Lo siento!» y «¡Ayuda!», los niños aprenderán lo que significa acercarse a Dios y ser cambiados por Él. Holly Hawkins Shivers, una madre dotada para conectar con los niños, hace que cada discusión sea atractiva y relacionable y ayuda a los jóvenes creyentes a crecer a pasos agigantados en su fe.
Regala a tus hijos un regalo que permanecerá con ellos para siempre: el poder de la oración.