El presupuesto es un acto de equilibrio. El secreto para mantenerse en el día a día y, al mismo tiempo, alcanzar los objetivos financieros es elaborar un presupuesto que equilibre sus necesidades con sus deseos. Señalar la diferencia entre ambos es una propuesta subjetiva.
En 2005, la senadora Elizabeth Warren y su hija Amelia Warren Tyagi escribieron un libro titulado «All Your Worth: The Ultimate Lifetime Money Plan» que propone una forma viable de distinguir entre deseos y necesidades. En el libro, ambas introducen la regla presupuestaria 50/30/20. Este método de presupuestación, que exige dedicar la mitad de sus ingresos netos a sus necesidades y luego dividir la diferencia del resto entre los deseos (30%) y los ahorros (20%), se cita a menudo como una forma fiable de gestionar los gastos.
Sin embargo, antes de poder calibrar lo práctico que puede ser este enfoque para usted, tiene que determinar cómo dividirlo todo. Aunque el proceso de distinguir entre sus deseos y necesidades puede parecer bastante sencillo, estas distinciones pueden ser difíciles de discernir.
Entender las necesidades frente a los deseos
Algunas necesidades son más fáciles de concretar. Necesitas un lugar para vivir, ropa para vestir, y suficiente comida y agua para mantener tu salud: estas son las cosas elementales que necesitas para sobrevivir. Son indispensables. Puedes argumentar que todo lo demás no es imprescindible, pero aquí es donde las líneas empiezan a difuminarse. La realidad es que tomamos muchas de nuestras decisiones de compra de forma subjetiva y no objetiva.
Por ejemplo, algunas personas consideran que la sanidad es una necesidad. Para otras, las prestaciones son un lujo. Cuando se aprobó la Ley de Asistencia Asequible (ACA) en 2010, las personas empezaron a enfrentarse a fuertes multas por no tener cobertura. A pesar de este mandato federal, millones de trabajadores estadounidenses seguían sin estar asegurados porque sencillamente no podían pagar las primas.
Las multas de la ACA se han levantado desde entonces, pero el debate continúa sobre dónde trazar los límites de lo que es esencial.
Técnicamente, otras compras pueden clasificarse como una necesidad, aunque la mayoría las considere un deseo. ¿Constituye una comida cara en un restaurante de alto nivel una necesidad? ¿O qué pasa con la ropa? ¿Tienes que quedarte con unas zapatillas genéricas o puedes derrochar en un par de Adidas caras? En última instancia, todo depende de la perspectiva y de cómo decidas gestionar tu dinero.
Decidir entre deseos y necesidades
Descubrir cómo dividir tus ingresos y priorizar tus gastos puede ser tan sencillo como ponerlo todo por escrito. Prateek Vasisht, editor de TotalFootball y de Business Design Rover, escribió precisamente sobre este tema.
En el artículo, recomienda utilizar una variación de la Matriz de Crecimiento Compartido desarrollada por el Boston Consulting Group a principios de la década de 1970. La práctica requiere una lista de sus deseos y necesidades de forma individual en cuatro categorías diferentes. La técnica de visualización le permite ver claramente dónde encajan sus gastos.
Categorizando sus prioridades, el gráfico le permite enumerar sus deseos en una columna y sus necesidades en la otra y luego dividir las columnas por la mitad y designar las opciones superiores como de alta prioridad y las inferiores como de baja prioridad. A partir de ahí, puedes tomar decisiones informadas.
Acaba con las siguientes cuatro categorías:
- Necesidades de alta prioridad
- Deseos de alta prioridad
- Necesidades de baja prioridad
- Deseos de baja prioridad
Vasisht también sugiere probar el método MoSCoW, que significa Must Have, Should Have, Could Have y Won’t Have. Al igual que la matriz de crecimiento compartido, la técnica de priorización MoSCoW, concebida por Dai Clegg en su libro «Case Method Fast-Track: A RAD Approach», consiste en dividir las cosas en cuatro categorías diferentes. Ambos métodos le ayudan a clarificar qué cosas deberían ser las más prioritarias en su presupuesto.
Aprecie lo que tiene
Una vez que mejore la diferenciación entre deseos y necesidades, probablemente verá que ha podido satisfacer más de sus deseos a lo largo de los años de lo que creía. Y eso puede ser un punto de inflexión importante.
Cuando encuentras cosas que quieres comprar o hacer y que actualmente no te puedes permitir, resulta demasiado fácil centrarse en esas cosas hasta el punto de pasar por alto lo que ya tienes. Tómese tiempo para reflexionar sobre todas las formas en que ha sido afortunado y las necesidades que puede satisfacer cada día.
Cuando tenga claridad sobre sus deseos y necesidades, podrá determinar qué es lo más importante y planificar su presupuesto para hacer realidad esos sueños.