Redistribución de la renta:
Un riesgo del aumento de la inflación es que tiene un efecto regresivo sobre las familias con menores ingresos y los ciudadanos vulnerables de mayor edad que podrían vivir con una renta fija. Si los precios suben más rápido que los salarios, se producirá un fuerte descenso de los ingresos reales. La inflación tiende a redistribuir la renta y la riqueza hacia los grupos que pueden protegerse mejor contra la inflación protegiendo sus activos de forma que obtengan un rendimiento decente.
Tipos de interés reales negativos:
Si los tipos de interés de las cuentas de ahorro en los bancos son inferiores a la tasa de inflación, las personas que dependen de los intereses de sus ahorros serán más pobres. Los tipos de interés reales para millones de ahorradores en el Reino Unido y en muchos otros países han sido negativos durante al menos cuatro años. La hiperinflación destruye el valor de los ahorros y significa que muchas familias están expuestas a una deuda con altos tipos de interés
Aumento del coste de los préstamos:
La alta inflación también puede provocar un aumento de los costes de los préstamos para las empresas y las personas que necesitan préstamos e hipotecas, ya que los mercados financieros tratan de protegerse contra la subida de los precios y aumentan el coste de los préstamos a corto y largo plazo.
El gasto público:
Una inflación elevada presiona a un gobierno para que aumente el valor de la pensión estatal y las prestaciones por desempleo y otras ayudas sociales a medida que el coste de la vida sube.
Expectativas de inflación y demandas salariales:
Una inflación elevada puede provocar un aumento de las demandas salariales, ya que la gente busca proteger sus ingresos reales. Esto puede llevar a un aumento de los costes laborales unitarios y a una disminución de los beneficios de las empresas. Sin embargo, no todos los trabajadores pertenecen a sindicatos fuertes que pueden utilizar el poder de la negociación colectiva para pedir un salario más alto. Un aumento de la inflación real puede provocar un cambio al alza de las expectativas de inflación (que puede modelarse mediante el análisis de la curva de Phillips) y, una vez que la inflación se ha integrado en una economía, puede ser difícil de eliminar.
Competitividad empresarial en los mercados nacionales e internacionales:
Si un país tiene una tasa de inflación mucho más alta que otros durante un periodo de tiempo considerable, esto hará que las exportaciones de bienes y servicios sean menos competitivas en cuanto a precios en los mercados mundiales. A la larga, esto puede traducirse en una reducción de los pedidos de exportación, menores beneficios de explotación y menos puestos de trabajo, y también en un empeoramiento de la balanza comercial de un país. Una caída de las exportaciones puede desencadenar efectos multiplicadores y aceleradores negativos sobre la renta nacional real y el empleo.
Incertidumbre empresarial e inversión planificada:
Una inflación alta y volátil no es buena para la confianza empresarial, en parte porque las empresas no pueden estar seguras de cuáles serán sus costes y precios. Esta incertidumbre podría llevar a un menor nivel de gasto en inversión de capital, lo que podría perjudicar el crecimiento de la productividad y el potencial productivo a largo plazo de un país.
Costes sociales de una inflación alta y volátil:
Pone una fuerte presión sobre las instituciones democráticas y puede provocar un aumento de las protestas políticas y del malestar social. La caída del nivel de vida real puede provocar una fuga de cerebros de algunas de las personas más capacitadas y móviles de un país, dejándolo con una fuerza de trabajo disminuida. Una mayor inflación puede poner fin a los avances en la reducción de la pobreza.
Funciones del dinero
La hiperinflación destruye el poder adquisitivo interno del dinero y socava su valor como medio de cambio y como unidad de cuenta. Las monedas alternativas que al menos mantienen parte de su valor pueden ocupar el lugar de la unidad de cambio nacional y los mercados en la sombra con productos comercializados a precios no oficiales se convierten a menudo en la norma.