20.03.2020
El coronavirus no es lo único que ha empañado las celebraciones de la independencia de Namibia. Tras 30 años de estabilidad, el país debe contar con tensiones raciales, una economía estancada y un creciente descontento.
En 1989, la abogada namibia de derechos humanos Bience Gawanas estaba retenida en un campo de refugiados del sur de Angola. Hasta que un día le dijeron que podía volver a su país desde el exilio.
«Fue como un sueño, que en mi vida vamos a volver a Namibia. Mi hija mayor nació en un campo de refugiados», dijo Gawanas a DW. Su hija, acostumbrada a vivir en el entorno verde de Angola, se sintió consternada al llegar a Namibia.
«Mi hija me preguntó: ‘¿Es este realmente el país por el que luchaste?» , dijo Gawanas.
30 años después, Gawanas es ahora asesor especial para África en las Naciones Unidas y Namibia es uno de los países más ricos y estables de África.
«Luché por la independencia de Namibia para que mis hijos y los suyos no vivan lo que yo viví al crecer bajo el apartheid», añadió Gawanas.
La dolorosa historia de Namibia
Namibia sufrió décadas de colonialismo deshumanizado y luego, a partir de 1920, fue ocupada ilegalmente por Sudáfrica. La misma legislación arrolladora del apartheid se apoderó de Namibia desencadenando una guerra de independencia en 1966.
Los combatientes de la Organización Popular del África Sudoccidental (SWAPO) lanzaron incursiones armadas desde Angola a Namibia. Las Fuerzas de Defensa Sudafricanas (SADF) lanzaron sus propias incursiones en Angola para eliminar a los operativos de la SWAPO. Sudáfrica justificó su presencia militar en Namibia alegando que estaba luchando contra el Swartgevaar (la amenaza negra). Para conseguir el apoyo de Occidente cuando Angola se alineó con la Unión Soviética comunista en 1975, las SADF se jactaron de que estaban luchando contra el Rooigevaar (amenaza roja).
En 1989, el control de Sudáfrica sobre Namibia se hizo insostenible. La guerra fronteriza estaba agotando los recursos del país y la amenaza roja se disipó con el colapso de la Unión Soviética.
Nace una nueva nación
La Resolución 435 de la ONU entró en vigor, obligando a las tropas sudafricanas a retirarse. Poco después, se celebraron elecciones supervisadas por la ONU. El 21 de marzo de 1990, ante un radiante presidente electo Sam Nujoma, se izó por primera vez la bandera de Namibia.
El Dr. Abisai Shejavali, antiguo Secretario General del Consejo de Iglesias de Namibia, estuvo allí. «Estaba muy contento, ¡muy encantado! Y de ayudar a los namibios que estaban en el exilio a volver a casa», dijo Shejavali a DW.
Aunque la transición de Namibia de la minoría blanca al gobierno democrático fue relativamente suave, hubo heridas abiertas que nunca se abordaron. Las denuncias de abusos de los derechos humanos por parte de las autoridades del apartheid, las fuerzas de ocupación sudafricanas y dentro de los campamentos de la SWAPO simplemente se barrieron bajo la alfombra. El abogado Gawanas, junto con muchos otros, estuvo recluido en un campo de detención en el sur de Angola.
No hubo un proceso de verdad y reconciliación tras la independencia de Namibia. Gawanas dijo que lamenta profundamente la inacción: «Que no hayamos tenido un proceso de verdad y reconciliación no significa que el racismo ya no exista, que lo que ocurrió en el exilio en los campos de refugiados de la SWAPO no haya sucedido. Creo que esas cosas siguen latentes», dijo Gawanas.
La moda contra el olvido
El genocidio herero entre 1904 y 1907 por parte de las fuerzas coloniales alemanas nunca ha sido tratado en su totalidad. Aunque Berlín ofreció una disculpa formal, ha descartado las reparaciones. La comunidad alemana en Namibia se benefició de las confiscaciones de tierras coloniales y del posterior régimen de apartheid.
«Creo que es una cuestión de que los blancos se identifiquen plenamente como namibios y puedan desechar sus prejuicios», explica Wilfried Brock, un namibio blanco con ascendencia alemana. Su familia ha vivido en Namibia durante generaciones.
«La comunidad blanca no ha hecho lo suficiente para integrarse en la sociedad namibia», dijo Brock a DW.
Los blancos siguen controlando una gran parte de la economía. Pero según Brock, 30 años de independencia han alterado lentamente el panorama al desarrollar una creciente clase media negra.
Cómo lidiar con el desempleo juvenil
Incluso después de tres décadas de autogobierno, las oportunidades de educación y los empleos escasean en Namibia. «Tuve que hacer mi máster fuera de Namibia para obtener una educación de calidad», dijo a DW el consultor de medios Rakkel Andreas, procedente de la ciudad minera de Arandis. La tasa de desempleo de Namibia se sitúa justo por encima del 33%, e incluso con dos másteres, Andreas tuvo problemas para llegar a fin de mes.
«Me solidarizo con los jóvenes que deciden irse. La obtención de empleo no es muy transparente», añade.
Para el analista político Ndapwa Alweendo, que creció durante los años de luna de miel de Namibia en la década de 1990, el descontento está empezando a morder el monopolio de la SWAPO. En las elecciones de 2019, el presidente Hage Geingob sólo obtuvo el 56% de los votos, el porcentaje más bajo jamás obtenido por un candidato de la SWAPO.
«Las personas mayores en el poder dicen que no estamos agradecidos por los sacrificios que se hicieron para liberar este país. Las elecciones del año pasado fueron un reflejo no sólo del descontento de los jóvenes, sino del descontento de los namibios en general», dijo Alweendo a DW.
Cuestionan la igualdad de género en Namibia
Aunque Namibia recibe elogios por su política de igualdad de género debido a la representación equitativa en el parlamento, Alweendo sostiene que esto no refleja los verdaderos avances en materia de género.
«La violencia de género y de pareja sigue siendo un problema».
Namibia ha disfrutado de transiciones de poder pacíficas desde 1990. El partido de la liberación SWAPO ha ganado cómodamente cada elección. Para Bience Gawanas, el dominio político de la SWAPO ha frenado el crecimiento democrático de Namibia.
«No tenemos una oposición fuerte que sirva de control y equilibrio, y lo mismo ocurre con las organizaciones de la sociedad civil», dijo Gawanas.
Mirando al futuro, el Dr. Shejavali espera que Namibia construya la unidad nacional. Considera que el apoyo del gobierno a los líderes tribales en su hogar rural en el norte de Namibia y en otras partes del país es un obstáculo. «Eso mantiene a la gente dividida», dijo Shejavili.
Pero para Bience Gawanas, al recordar la primera impresión de su hija sobre Namibia: «Le dije: ‘Puedes pensar que este país está seco, pero bajo la tierra tenemos todas las riquezas.'»
Con 30 años de edad, Namibia sigue tratando de desarrollar su potencial y explotar finalmente esas riquezas.