Dado que la esperanza de vida al nacer es muy sensible a la tasa de mortalidad en los primeros años de vida, es habitual informar de las cifras de esperanza de vida a diferentes edades, tanto bajo el enfoque de periodo como de cohorte. Por ejemplo, la ONU estima que la esperanza de vida mundial (de período) a los 10 años en 2005 era de 63,6 años. Esto significa que el grupo de niños de 10 años vivos en todo el mundo en 2005 podría esperar vivir otros 63,6 años (es decir, hasta los 73,6 años), siempre que los patrones de mortalidad observados en 2005 se mantuvieran constantes a lo largo de su vida.
Por último, otro punto a tener en cuenta es que las estimaciones de la esperanza de vida por períodos y cohortes son medidas estadísticas, y no tienen en cuenta ningún factor específico de la persona, como las opciones de estilo de vida. Evidentemente, la duración de la vida de una persona media no es muy informativa sobre la duración prevista de la vida de una persona que lleva un estilo de vida especialmente poco saludable.
¿Cómo se calcula la esperanza de vida?
En términos prácticos, estimar la esperanza de vida implica predecir la probabilidad de sobrevivir a años sucesivos de vida, basándose en las tasas de mortalidad observadas por edad. ¿Cómo se hace esto realmente?
Las tasas de mortalidad específicas por edad suelen estimarse contando (o proyectando) el número de muertes específicas por edad en un intervalo de tiempo (por ejemplo, el número de personas de 10 a 15 años que murieron en el año 2005), y dividiéndolo por el total de la población viva observada (o proyectada) en un momento dado dentro de ese intervalo (por ejemplo, el número de personas de 10 a 15 años).p. ej. el número de personas de 10-15 años vivas el 1 de julio de 2015).
Para garantizar que las estimaciones resultantes de las probabilidades de muerte dentro de cada intervalo de edad sean suaves a lo largo de la vida, es habitual utilizar fórmulas matemáticas, para modelar cómo cambia la fuerza de la mortalidad dentro y a través de los intervalos de edad. En concreto, se suele suponer que la proporción de personas que mueren en un intervalo de edad que comienza en el año y termina en el año corresponde a , donde es la tasa de mortalidad específica de la edad medida en la mitad de ese intervalo (un término que suele denominarse «tasa de mortalidad central» para el intervalo de edad).1
Una vez que tenemos las estimaciones de la fracción de personas que mueren a través de los intervalos de edad, es sencillo calcular una «tabla de vida» que muestre la evolución de las probabilidades de supervivencia y las correspondientes esperanzas de vida por edad. Este es un ejemplo de una tabla de vida de EE.UU., y este tutorial de MEASURE Evaluation explica cómo se construyen las tablas de vida, paso a paso (véase la sección 3.2 «El método Fergany»).
Las cifras de la esperanza de vida por periodos pueden obtenerse a partir de «tablas de vida por periodos» (es decir, tablas de vida que se basan en las tasas de mortalidad específicas por edad observadas a partir de las muertes entre individuos de diferentes grupos de edad en un punto fijo del tiempo). Y, del mismo modo, las cifras de esperanza de vida de cohortes pueden obtenerse a partir de «tablas de vida de cohortes» (es decir, tablas de vida que se basan en las tasas de mortalidad específicas por edad observadas a partir del seguimiento y la previsión de la muerte y la supervivencia de un grupo de personas a medida que envejecen).
Para algunos países y para algunos intervalos de tiempo, sólo es posible reconstruir las tablas de vida a partir de datos de mortalidad por períodos o de cohortes. En consecuencia, en algunos casos -por ejemplo, para obtener estimaciones históricas de la esperanza de vida en todas las regiones del mundo- es necesario combinar datos de período y de cohorte. En estos casos, las estimaciones de esperanza de vida resultantes no pueden clasificarse simplemente en las categorías de «período» o «cohorte».
¿Qué más podemos aprender de las «tablas de vida»?
Las tablas de vida no sólo son fundamentales para la producción de cifras de esperanza de vida (como se ha señalado anteriormente), sino que también proporcionan muchas otras perspectivas sobre la mortalidad de una población. Por ejemplo, permiten elaborar «curvas de supervivencia de la población», que muestran la proporción de personas que se espera que sobrevivan a varias edades sucesivas. Este gráfico ofrece un ejemplo, trazando curvas de supervivencia para individuos nacidos en diferentes momentos, utilizando tablas de vida de cohortes de Inglaterra y Gales.
En cualquier nivel de edad en el eje horizontal, las curvas de esta visualización marcan la proporción estimada de individuos que se espera que sobrevivan a esa edad. Como podemos ver, menos de la mitad de las personas nacidas en 1851 en Inglaterra y Gales llegaron a superar los 50 años. Por el contrario, más del 95% de las personas nacidas en Inglaterra y Gales en la actualidad pueden esperar vivir más de 50 años.
Dado que las estimaciones de la esperanza de vida sólo describen promedios, estos indicadores son complementarios y nos ayudan a entender cómo se distribuye la salud en el tiempo y el espacio. En nuestra entrada sobre la esperanza de vida puede leer más sobre indicadores complementarios relacionados, como la edad media de una población.