Las huellas dactilares de cada persona son únicas, por lo que se han utilizado durante mucho tiempo como forma de identificar a los individuos. Sorprendentemente, se sabe poco sobre los factores que influyen en los patrones de las huellas dactilares de una persona. Al igual que muchos otros rasgos complejos, los estudios sugieren que tanto los factores genéticos como los ambientales juegan un papel importante.
Las huellas dactilares de una persona se basan en los patrones de las crestas de la piel (llamados dermatoglifos) en las almohadillas de los dedos. Estas crestas también están presentes en los dedos de los pies, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Aunque los patrones básicos de verticilos, arcos y bucles pueden ser similares, los detalles de los patrones son específicos de cada individuo.
Los dermatoglifos se desarrollan antes del nacimiento y permanecen iguales durante toda la vida. Las crestas comienzan a desarrollarse durante el tercer mes del desarrollo fetal, y están completamente formadas en el sexto mes. La función de estas crestas no está del todo clara, pero es probable que aumenten la sensibilidad al tacto.
El tamaño, la forma y el espaciado básicos de los dermatoglifos parecen estar influidos por factores genéticos. Los estudios sugieren que hay múltiples genes implicados, por lo que el patrón de herencia no es sencillo. Los genes que controlan el desarrollo de las distintas capas de la piel, así como los músculos, la grasa y los vasos sanguíneos que se encuentran debajo de la piel, pueden desempeñar un papel en la determinación del patrón de las crestas. Los detalles más sutiles de los patrones de las crestas de la piel están influidos por otros factores durante el desarrollo fetal, incluido el entorno dentro del útero. Estos factores del desarrollo hacen que los dermatoglifos de cada persona sean diferentes de los de los demás. Incluso los gemelos idénticos, que tienen el mismo ADN, tienen huellas dactilares diferentes.
Se han identificado pocos genes implicados en la formación de los dermatoglifos. Las enfermedades raras que se caracterizan por la ausencia o anormalidad de los dermatoglifos proporcionan algunas pistas sobre su base genética. Por ejemplo, una enfermedad conocida como adermatoglifia se caracteriza por la ausencia de dermatoglifos, a veces con otras anomalías de la piel. La adermatoglifia está causada por mutaciones en un gen llamado SMARCAD1. Aunque este gen es claramente importante para la formación de los dermatoglifos, su papel en el desarrollo de los mismos no está claro.
Artículos de revistas científicas para ampliar la lectura
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