Falsa memoria

Actividad posterior a la publicación

Curador: Henry L. Roediger III

Contribuidores:
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Eugene M. Izhikevich

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Elizabeth J. Marsh

La memoria falsa se refiere a los casos en los que las personas recuerdan eventos de manera diferente a como sucedieron o, en el caso más dramático, recuerdan eventos que nunca sucedieron. Los recuerdos falsos pueden ser muy vívidos y sostenerse con gran confianza, y puede ser difícil convencer a alguien de que el recuerdo en cuestión es erróneo. Los psicólogos han estudiado los falsos recuerdos en situaciones de laboratorio en las que los acontecimientos están bien controlados y se puede saber exactamente lo que ocurrió. Estos experimentos han revelado una serie de factores que son responsables de la creación de falsos recuerdos. En los próximos párrafos se revisarán algunos de estos factores.

Contenido

  • 1 Factores que causan los falsos recuerdos
  • 1.1 Percepción inexacta
  • 1.2 Inferencias
  • 1.3 Interferencias
  • 1.4 Similitud
  • 1.5 Atribuciones erróneas de familiaridad5 Atribuciones erróneas de familiaridad
  • 2 Falsos recuerdos autobiográficos
  • 3 Diferencias individuales en la sugestionabilidad
  • 4 Conclusiones
  • 5 Referencias
  • 6 Recomendaciones lecturas
  • 7 Enlaces externos
  • Factores que provocan falsos recuerdos

    Percepción inexacta

    A veces el problema comienza mientras el evento original sigue ocurriendo, es decir, mientras se está codificando el recuerdo. Si la percepción de un evento es inexacta, entonces no puede ser recordado con precisión (El lector interesado puede enlazar con interesantes artículos de Scholarpedia sobre la percepción categórica y la percepción de eventos). Consideremos el caso del testigo ocular al que se le pide que recuerde con precisión un crimen; puede haber visto al perpetrador sólo brevemente, en la oscuridad, a distancia y mientras experimentaba estrés, todas ellas condiciones que reducen su capacidad de verlo en primer lugar, lo que a su vez reducirá drásticamente su capacidad posterior de identificarlo.

    Inferencias

    Los recuerdos falsos también pueden surgir de las inferencias realizadas durante un evento. El testigo de un crimen está tratando activamente de averiguar lo que está sucediendo durante el evento, y utiliza el conocimiento previo para dar sentido a lo que está sucediendo. Del mismo modo, el lector interpreta las historias cortas mientras las lee, interpretando afirmaciones simples como «Nancy fue al médico» de forma diferente si sabe que el personaje está preocupado por el embarazo (Owens et al. 1979). En ambos casos, la aplicación del conocimiento cambia lo que la gente recuerda; el testigo puede recordar más tarde el robo como algo más típico de lo que fue y el lector recordará mal el pasaje para que sea coherente con el tema del embarazo. En otra demostración sencilla pero muy fiable, la gente escucha una lista de palabras como cama, descanso, despierto, cansado, sueño, despertar, siesta, manta, dormitar, roncar, siesta, paz, bostezo, somnolencia. Más tarde, la gente afirma que «dormir» estaba en la lista, aunque no se presentara (Roediger et al. 1995). Los humanos están predispuestos a extraer el significado de los eventos (por ejemplo, que la lista contiene palabras relacionadas con el sueño), y esto puede llevar a confusiones sobre lo que se infirió frente a lo que realmente ocurrió. También puede llevar al olvido de detalles no semánticos, ya que las personas suelen prestar más atención al significado que a los detalles perceptivos y fonológicos. Por ejemplo, la mayoría de las personas fracasan cuando se les pide que dibujen un centavo, aunque hayan manejado miles de centavos; para utilizar con éxito un centavo no es necesario conocer la dirección de la cabeza de Lincoln o el texto exacto de la moneda (Nickerson et al. 1979).

    Interferencias

    Normalmente los recuerdos se recuperan después de que haya pasado el tiempo, lo que significa que muchos eventos ocurren después de que se almacenó un recuerdo. Los acontecimientos posteriores pueden interferir con la recuperación del acontecimiento original; por ejemplo, el español aprendido en la universidad puede venir a la mente cuando se intenta recordar el francés del instituto. El testigo ocular puede leer las crónicas de los periódicos sobre un crimen, responder a las preguntas de los investigadores, hablar con otros testigos e imaginar el suceso en su mente. Todo esto puede dar lugar a representaciones que difieren de lo que realmente sucedió, y estos nuevos recuerdos pueden bloquear el acceso a los recuerdos de esos eventos. Consideremos una demostración clásica en la que los sujetos vieron una presentación de diapositivas de un accidente de coche, que incluía una diapositiva que mostraba un Datsun rojo acercándose a una señal de ceda el paso. Más tarde, se preguntó a algunos participantes: «¿Pasó otro coche por delante del Datsun rojo mientras estaba parado en la señal de ceda el paso?». Esta pregunta contenía una presuposición incorrecta (que había una señal de stop), y afectó a la memoria posterior. La capacidad de los sujetos para identificar la diapositiva original (que representaba la señal de ceda el paso) disminuyó después de responder a la pregunta engañosa (Loftus et al. 1978). La sugerencia no tiene por qué provenir de una fuente externa; la descripción de un rostro reduce la capacidad de un testigo para elegirlo en una rueda de reconocimiento (Schooler et al. 1990), imaginar un acontecimiento puede hacer que el sujeto piense más tarde que ha completado la acción (Goff et al. 1998), y contar una historia sobre un acontecimiento puede sesgar el recuerdo posterior del narrador sobre ese acontecimiento (Tversky et al. 2000).

    Semejanza

    Considere algunos de los problemas que pueden surgir cuando se intenta reconocer si un evento ocurrió o no en el pasado. Las pruebas de reconocimiento piden a los sujetos que tomen decisiones sobre si han visto o no cada una de una serie de palabras, objetos o personas antes, y algunos de los elementos de la prueba son antiguos (estudiados) y otros son nuevos. La rueda de reconocimiento de testigos es un ejemplo de prueba de reconocimiento cotidiana.

    Los recuerdos falsos pueden surgir cuando los sujetos avalan (incorrectamente) elementos nuevos en una prueba de reconocimiento debido a su similitud con los hechos originales. Imagínese que los testigos de un crimen ven a un hombre a plena luz del día y dan una descripción del mismo a la policía. Más tarde, la policía detiene a un hombre que se ajusta a la descripción y lo pone en una rueda de reconocimiento con otras personas que se ajustan a la misma descripción general (por ejemplo, un hombre blanco de 1,80 metros, con entradas, sin vello facial). Los testigos eligen al sospechoso en la rueda de reconocimiento y posteriormente es condenado por el delito. Sin embargo, varios años después, tras ser capturado en un incidente no relacionado, otro hombre que se parece al condenado confiesa el crimen original y también posee información sobre el crimen que sólo el autor podía conocer. En este caso, el hombre originalmente condenado por el crimen fue reconocido falsamente debido a su similitud visual con el verdadero culpable. Aunque se trata de un ejemplo hipotético, muchas investigaciones de laboratorio demuestran que la exposición a sucesos similares puede crear recuerdos ilusorios, en los que una persona confunde el suceso original con otro que se parece (o suena) a él. Además, estas similitudes han llevado a condenas erróneas, como el caso real de Ronald Cotton; éste fue detenido por violación en 1984 y encarcelado injustamente durante más de diez años.

    Atribuciones erróneas de familiaridad

    Los recuerdos falsos también pueden surgir cuando los sujetos interpretan erróneamente por qué los nuevos elementos en una prueba de reconocimiento les resultan familiares. Una elegante demostración de esto se conoce como el efecto de la falsa fama. Los sujetos estudian una lista de nombres no famosos (por ejemplo, Sebastian Weisdorf), y un día después deciden si cada uno de una serie de nombres es famoso o no (la prueba de reconocimiento). La prueba final incluye nombres algo famosos (por ejemplo, Minnie Pearl), nombres no famosos estudiados (por ejemplo, Sebastian Weisdorf) y nuevos nombres no famosos que no se estudiaron en la primera sesión (por ejemplo, Adrian Marr). Los sujetos juzgaron los nombres no famosos estudiados como más famosos que los nuevos nombres no famosos, presumiblemente porque les parecían familiares por su reciente exposición (Jacoby et al. 1989). Es decir, los nombres no famosos estudiados eran familiares porque se vieron en la primera sesión del experimento y los sujetos atribuyeron erróneamente esta familiaridad a la fama.

    Falsos recuerdos autobiográficos

    Por supuesto, muchos de los ejemplos más llamativos de falsos recuerdos pueden ser causados por una combinación de los factores que acabamos de describir. Consideremos cómo se implantan los falsos recuerdos autobiográficos en el laboratorio. La demostración original consistió en implantar un falso recuerdo de haberse perdido en un centro comercial cuando era niño (Loftus et al. 1995). El experimento requería la cooperación de familiares cercanos, que contaron a los experimentadores varios acontecimientos reales que cada sujeto había vivido realmente. Cuando el sujeto llegaba al laboratorio, se le entrevistaba sobre tres recuerdos verdaderos y el falso crítico (uno que los familiares aseguraban a los investigadores que el sujeto no había experimentado de niño). Los sujetos fueron entrevistados varias veces en el transcurso de un mes, y al final del experimento más de una cuarta parte de los sujetos recuperaron alguna información sobre el evento falso.

    Desde la demostración original, los experimentadores han implantado con éxito recuerdos falsos para una amplia gama de eventos, incluyendo una ceremonia religiosa (Pezdek et al. 1997), un viaje en globo aerostático (Wade et al. 2002) y una hospitalización (Hyman et al. 1995). En general, es más difícil implantar recuerdos falsos de acontecimientos inverosímiles. Por ejemplo, es difícil convencer a las personas de que experimentaron (pero luego olvidaron) recibir un enema en la infancia (Pezdek et al., 1997). La implantación es más probable si el sujeto elabora la sugestión o la imagina, lo que produce una representación más rica (Hyman et al., 1995). El último paso consiste en atribuir erróneamente el suceso a la memoria, en lugar de a otra fuente. En otras palabras, la implantación de falsos recuerdos autobiográficos depende de muchos de los factores comentados anteriormente: el sujeto aporta conocimientos previos (por ejemplo, sobre perderse y sobre centros comerciales) y elabora la sugestión, el sujeto sigue pensando en el suceso después de que se codifique la sugestión original, y el recuerdo se atribuye erróneamente a la infancia en lugar de a experiencias recientes en el laboratorio.

    Diferencias individuales en la sugestionabilidad

    No todas las personas tienen la misma probabilidad de formar recuerdos falsos. En general, los niños y los adultos mayores son más sugestionables que los estudiantes universitarios en la mayoría de los paradigmas de falsos recuerdos, aunque hay algunas excepciones a esta regla. La sugestionabilidad también tiende a aumentar con puntuaciones más altas en la Escala de Experiencias Disociales (DES), una medida de distracción, así como de experiencias menos normales, como oír voces (Clancy et al. 2002; Eisen et al. 2001; Hyman et al. 1998). Entender las diferencias individuales en la sugestionabilidad es una dirección importante para la investigación futura.

    Conclusiones

    Muchos recuerdos falsos son subproductos de procesos que normalmente apoyan la memoria verídica. Es eficiente para los sistemas perceptivos y de memoria tomar atajos y centrarse en la extracción del significado, ya que eso será suficiente en muchos casos. Del mismo modo, a menudo confiar en la familiaridad u otras fuentes externas es una buena estrategia, porque pueden ser indicadores precisos del pasado. Sin embargo, el coste de estos atajos es que ni un recuerdo detallado ni uno sostenido con confianza son necesariamente verdaderos. Los recuerdos falsos pueden engañar a terceros observadores, como jurados y abogados, además de engañar a quien los recuerda, y pueden ser muy difíciles de corregir una vez que la persona se confía en un recuerdo erróneo (a menudo por recordar repetidamente el suceso de una determinada manera).

    Clancy, S. A., McNally, R. J., Schacter, D. L., Lenzenweger, M. F., & Pittman, R. K. (2002). Distorsión de la memoria en personas que informan de una abducción por extraterrestres. Journal of Abnormal Psychology, 111, 451-461.

    Eisen, M. L., Morgan, D. Y., & Mickes, L. (2001). Diferencias individuales en la memoria de los testigos oculares y la sugestión: Examinar las relaciones entre la aquiescencia, la disociación y la resistencia a la información engañosa. Personality and Individual Differences, 33, 553-572.

    Goff, L. M., & Roediger, H. L., III (1998). Inflación de la imaginación para eventos de acción: Las imaginaciones repetidas conducen a recuerdos ilusorios. Memory & Cognition, 26, 20-33.

    Hyman, I. E., Jr., Husband, T. H., & Billings, F. J. (1995). Falsos recuerdos de experiencias infantiles. Applied Cognitive Psychology, 9, 181-197.

    Hyman, I. E., Jr., & Billings, F. J. (1998). Las diferencias individuales y la creación de falsos recuerdos de la infancia. Memory, 6, 1-20.

    Jacoby, L. L., Kelley, C., Brown, J., & Jasechko, J. (1989). Hacerse famoso de la noche a la mañana: Límites de la capacidad de evitar las influencias inconscientes del pasado. Journal of Personality and Social Psychology, 56, 326-338.

    Loftus, E. F., Miller, D. G., & Burns, H. J. (1978). Integración semántica de la información verbal en una memoria visual. Journal of Experimental Psychology: Human Learning and Memory, 4, 19-31.

    Loftus, E. F., & Pickrell, J. E. (1995). La formación de falsos recuerdos. Psychiatric Annals, 25, 720-725.

    Nickerson, R. S., & Adams, M. J. (1979). Memoria a largo plazo para un objeto común. Cognitive Psychology, 11, 287-307.

    Owens, J., Bower, G. H., & Black, J. B. (1979). El efecto «telenovela» en el recuerdo de historias. Memory & Cognition, 7, 185-191.

    Pezdek, K., Finger, K., & Hodge, D. (1997). Planting false childhood memories: The role of event plausibility. Psychological Science, 8, 437-441.

    Roediger, H. L., III, & McDermott, K. B. (1995). Creando falsos recuerdos: Recordando palabras no presentadas en listas. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, 21, 803-814.

    Schooler, J. W., & Engstler-Schooler, T. Y. (1990). El ensombrecimiento verbal de los recuerdos visuales: Algunas cosas es mejor no decirlas. Cognitive Psychology, 22, 36-71.

    Wade, K. A., Garry, M., Read, J. D., & Lindsay, D. S. (2002). Una imagen vale más que mil mentiras: El uso de fotografías falsas para crear falsos recuerdos de la infancia. Psychonomic Bulletin and Review, 9, 597-603.

    Tversky, B., & Marsh, E. J. (2000). Biased retellings of events yield biased memories. Cognitive Psychology, 40, 1-38.

    Referencias internas

    • Zhong-Lin Lu y Barbara Anne Dosher (2007) Cognitive psychology. Scholarpedia, 2(8):2769.
    • Jeffrey Zacks (2008) Event perception. Scholarpedia, 3(10):3837.
    • Howard Eichenbaum (2008) Memoria. Scholarpedia, 3(3):1747.
    • Olivier Walusinski (2008) Bostezo. Scholarpedia, 3(6):6463.

    Las lecturas recomendadas

    Marsh, E. J., Eslick, A. N., & Fazio, L. K. (2008). Los falsos recuerdos. En J. Byrne (Series Ed.) & H. L. Roediger, III (Vol. Ed.), Learning and memory: Una referencia completa: Vol. 2. Psicología cognitiva de la memoria (pp. 221-238). Oxford: Elsevier.

    Roediger, H. L., III, & Gallo, D. A. (2002). Procesos que afectan a la precisión y a la distorsión en la memoria: Una visión general. En M. L. Eisen, J. A. Quas, & G. S. Goodman (Eds.), Memory and suggestibility in the forensic interview (pp. 3-28). Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.

    Roediger, H. L., III, & McDermott, K. B. (2002). Trucos de la memoria. Current Directions in Psychological Science, 9, 123-127.

    Sitio web del Dr. Henry L. Roediger, III

    Sitio web de la Dra. Elizabeth J. Marsh

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    Revisada por: Anónimo

    Aceptado el: 2009-07-10 18:09:34 GMT

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