El formaldehído (HCHO), también llamado metanal, es un compuesto orgánico, el más simple de los aldehídos, utilizado en grandes cantidades en una variedad de procesos de fabricación de productos químicos. Se produce principalmente por la oxidación en fase de vapor del metanol y se vende comúnmente como formalina, una solución acuosa al 37%. La formalina puede deshidratarse hasta convertirse en trioxano, un trímero cristalino, o en un polímero amorfo, el paraformaldehído, que es una fuente conveniente de formaldehído gaseoso.
El formaldehído y el amoníaco dan lugar a la metenamina, o hexametilentetramina, que se utiliza como antiséptico urinario. La nitración de la metenamina da lugar al explosivo ciclonita, o RDX. El formaldehído y el acetaldehído reaccionan en presencia de hidróxido de calcio para dar pentaeritritol, cuyo tetranitrato es el explosivo PETN. Se utilizan grandes cantidades de formaldehído en la fabricación de resina de urea-formaldehído, resina de fenol-formaldehído y resina de acetal (polioximetileno). La reacción del formaldehído con las proteínas hace que se utilice en la industria del curtido y en el tratamiento de diversas proteínas vegetales para hacerlas fibrosas. La reactividad con las proteínas es también la base del uso del formaldehído como desinfectante, agente embalsamador y esterilizador de suelos.
El formaldehído puro es un gas incoloro e inflamable con un fuerte olor acre. Es extremadamente irritante para las membranas mucosas y está asociado a ciertos tipos de cáncer en humanos y otros animales. El formaldehído está clasificado como carcinógeno humano (sustancia cancerígena).