¿Qué es la hidronefrosis prenatal?
La hidronefrosis prenatal (antes del nacimiento) (agrandamiento del riñón lleno de líquido) puede detectarse en un feto mediante una ecografía ya en el primer trimestre del embarazo. Durante el embarazo, esta afección se identifica en el 1% de los varones y en el 0,5% de las mujeres. Normalmente, esta afección no se asocia a anomalías en otros sistemas orgánicos.
Casi nunca se requiere una intervención prenatal, y el líquido amniótico suele ser normal. Dependiendo de la anomalía, puede ser necesario realizar una ecografía durante todo el embarazo y después del nacimiento del bebé. En la mayoría de los casos, este diagnóstico no afecta a cuándo, dónde o cómo se produce el parto. En un pequeño porcentaje de niños es necesaria la cirugía durante la infancia y la niñez.
¿Qué causa la hidronefrosis prenatal?
1. Dilatación fisiológica o benigna
Esta es la condición más comúnmente detectada en las imágenes prenatales. Esta imagen ecográfica prenatal muestra una dilatación mínima de la pelvis renal de menos de 5 mm en ambos riñones.
2. Obstrucción o bloqueo ureteral
Puede producirse en uno de los dos lugares del tracto urinario:
- El lugar más común es donde la pelvis renal se une al uréter (el conducto por el que la orina pasa del riñón a la vejiga). Se estima que la obstrucción de la unión ureteropélvica (UPJ) está presente en uno de cada 1.000 bebés.
- La obstrucción también puede producirse en el lugar donde el uréter se une a la vejiga, lo que se conoce como obstrucción de la unión ureterovesical (UVJ) o megauréter. La incidencia de esta afección es de uno de cada 2.500 niños y más del 90% de estos casos mejoran sin necesidad de cirugía.
3. Obstrucción uretral (válvulas uretrales posteriores)
El lugar más significativo y preocupante de obstrucción detectado durante el embarazo se encuentra en la uretra masculina. Una válvula posterior afecta a la capacidad de vaciado de la vejiga y, como consecuencia, provoca la dilatación (expansión) de los riñones.
4. Anomalías de las duplicaciones renales
En la mayoría de los casos, un único uréter drena la orina del riñón. Sin embargo, alrededor del 1 por ciento de todos los humanos tienen dos tubos colectores de un riñón. La mayoría de los pacientes con esta duplicación no presentan ninguna anomalía identificable. La obstrucción del tubo superior (polo superior del riñón) puede darse hasta en 1 de cada 5.000 niños. Las imágenes prenatales suelen mostrar la dilatación de sólo la parte superior del riñón. El uréter también está dilatado porque la obstrucción se produce aguas abajo a nivel de la vejiga. El uréter distal termina en un ureterocele (una obstrucción en forma de globo al final del uréter) o puede estar obstruido porque no entra en un lugar normal de la vejiga.
5. Riñón multiquístico
Es el resultado de una obstrucción completa del uréter. Como resultado, el riñón no puede producir orina y no se desarrolla normalmente. El riñón no tiene ninguna función. Afortunadamente, esto suele afectar sólo a un riñón. Dado que el otro riñón es normal (y compensa la ausencia de otro riñón funcional), los bebés con un riñón multiquístico suelen nacer con una función renal general totalmente normal.
6. Reflujo vesicoureteral
El reflujo vesicoureteral se produce cuando la conexión entre el uréter y la vejiga permite el reflujo de orina hacia el riñón. El mecanismo normal de la válvula de solapa no funciona correctamente. El reflujo de orina puede provocar una dilatación creciente y decreciente de los riñones durante el embarazo. Los niños con reflujo corren un mayor riesgo de sufrir una infección del tracto urinario y pueden recibir antibióticos preventivos (profilácticos) al nacer.
Pruebas y tratamiento durante el embarazo
En casi todos los casos de hidronefrosis prenatal, lo único que se necesita es un control ecográfico. En la mayoría de los casos, el embarazo no se ve afectado y se puede realizar un parto normal. En los raros casos de feto con obstrucción grave de ambos riñones y líquido amniótico insuficiente, hay que considerar una intervención prenatal para aliviar la obstrucción. La evaluación para una posible intervención requiere múltiples especialidades como neonatología, urología pediátrica y medicina materno-fetal.
Pruebas y tratamiento tras el nacimiento
Su bebé puede recibir una dosis baja de antibióticos una vez al día para prevenir la infección del tracto urinario.
Dado que una ecografía realizada en los primeros días tras el nacimiento de su bebé puede subestimar el grado de esta afección, la primera ecografía suele realizarse tras el alta hospitalaria.
Sin embargo, hay circunstancias en las que se realizará una ecografía antes del alta de su bebé. Esto puede ser necesario debido a:
- Dilatación bilateral
- Disminución del líquido amniótico
- Complicaciones tras el parto
- Incertidumbre respecto al diagnóstico ecográfico
Un cistouretrograma miccional (VCUG), que requiere la colocación de un catéter en la vejiga, puede realizarse para diagnosticar el reflujo vesicoureteral, un flujo anormal de orina desde la vejiga hacia el tracto urinario superior. Esta afección se da en el 5 al 25 por ciento de los niños con hidronefrosis prenatal. En los casos más graves puede realizarse una gammagrafía renal con diuréticos, que requiere una vía intravenosa y un catéter, para diagnosticar la obstrucción. La gammagrafía renal es más precisa si se retrasa hasta que el bebé tenga un mes de edad.
Los niños con reflujo vesicoureteral pueden ser tratados con antibióticos para prevenir la infección del tracto urinario. Se les controla con ecografías periódicas y cistogramas miccionales. Los niños con una obstrucción o bloqueo de las vías urinarias pueden requerir una corrección quirúrgica. En algunos bebés, las pruebas de obstrucción son marginales o el grado de bloqueo es leve. En estos bebés, las pruebas pueden repetirse al cabo de unos meses. Una vez completadas todas las pruebas, algunos bebés presentan hidronefrosis sin reflujo ni obstrucción. A estos bebés se les suele hacer un seguimiento con ecografías periódicas para controlar la hidronefrosis y el crecimiento de los riñones.
En el caso de un bebé con un riñón multiquístico, el riñón opuesto suele ser normal. A menos que el riñón multiquístico esté causando un problema con la respiración o la alimentación, o que se trate de un tumor o una obstrucción, el riñón suele dejarse solo en la infancia. Las ecografías suelen realizarse a los seis meses y al año de edad. Si el riñón multiquístico sigue siendo grande, se suele recomendar su extirpación.
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