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Kissinger se convierte en Secretario de Estado

Durante 1973, el escándalo del Watergate demostró ser una gran distracción para la nación y eclipsó cualquier logro del presidente Nixon en materia de asuntos exteriores. Cuando el presidente se centró en la política exterior, se le acusó de intentar distraer la atención del público de las acusaciones de abuso de poder y evitar el proceso de destitución. Decepcionado por el escándalo Watergate y cansado de librar batallas burocráticas, el Secretario Rogers dimitió el 3 de septiembre de 1973. El presidente Nixon nombró a Kissinger como Secretario de Estado, además de su función de Consejero de Seguridad Nacional. Con un solo hombre haciendo ambos trabajos, los problemas a los que se enfrentaba Rogers desaparecieron, pero Kissinger se encontró a veces en una posición incómoda cuando, como Consejero de Seguridad Nacional, tenía que hacer juicios sobre la posición del Departamento de Estado.

El Secretario de Estado Henry A. Kissinger

Muchos de los miembros del personal del NSC de Kissinger pasaron a ocupar puestos importantes en el Departamento, creando un círculo interno dentro de la agencia. En 1973, Winston Lord se convirtió en director del personal de planificación política, y Helmut Sonnenfeldt en consejero. En 1975, Lawrence Eagleburger fue confirmado como Subsecretario de Estado para la Gestión, y Harold Saunders asumió el cargo de Director de Inteligencia e Investigación.

Kissinger fue un Secretario de Estado muy exigente; era duro con su personal y con él mismo. Trabajaba un número brutal de horas los siete días de la semana, y esperaba que sus ayudantes hicieran lo mismo. En el transcurso de su mandato como Secretario de Estado, voló 565.000 millas, realizando 213 visitas a países extranjeros. Una vez visitó 17 países en 18 días, y tras la guerra de octubre de 1973, Kissinger pasó 33 días consecutivos en Oriente Medio negociando la retirada de Israel y Siria. A pesar de su autodenominado «manejo despiadado» de su personal, la moral mejoró en el Departamento durante su mandato como Secretario. Los funcionarios del Servicio Exterior y los empleados públicos apreciaron su capacidad conceptual como estratega. También se sintieron aliviados de que, bajo su dirección, el Departamento de Estado volviera a estar en el centro del proceso de la política exterior. A medida que Kissinger abordaba todas las complejidades a las que se enfrentaba un Secretario de Estado, llegó a depender cada vez más del personal permanente del Departamento.

Debido a la creciente desaprobación del Congreso y de la opinión pública por el hecho de que Kissinger llevara dos sombreros, dimitió como Consejero de Seguridad Nacional a finales de 1975. El sucesor de Nixon, el presidente Gerald R. Ford, nombró al teniente general Brent Scowcroft, adjunto de Kissinger en el NSC, como consejero de Seguridad Nacional.

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