La historia de fondo
Fahrenheit 451 presenta una sociedad americana distópica futura en la que los libros están prohibidos y los «bomberos» se encargan de quemar los que se encuentran. Su nombre se debe a que a los 451º el papel se incendia y arde.
Bradbury creció en Waukegan, Illinois, y de pequeño rondaba la estación de bomberos junto a su padre. Más tarde oyó hablar de las quemas de libros que se producían en Alemania, Rusia y China, y de la historia de las grandes bibliotecas de Alejandría destruidas por las llamas hace unos 2.000 años. Bradbury frecuentaba las bibliotecas desde los ocho años. Como nunca asistió al colegio, consideraba las bibliotecas como su «universidad». En sus propias palabras:
«Cuando me enteré de que Hitler quemaba los libros en las calles de Berlín, me molestó muchísimo. Tenía 15 años cuando eso ocurrió, estaba completamente enamorado de las bibliotecas y él me estaba quemando cuando hizo eso…. La razón por la que escribí Fahrenheit es que soy una persona de bibliotecas y corro el riesgo de escribir algún día algo que a la gente no le guste y pueda quemar. Así que fue natural que me sentara a escribir Fahrenheit 451».
Cuando Bradbury tenía 30 años, iba caminando por la calle con un amigo cuando se detuvo un coche de policía. Los policías bajaron del coche y uno de ellos le preguntó: «¿Qué haces?», a lo que Bradbury respondió: «Poner un pie delante del otro». Aquello resultó ser un error, ya que el policía no apreció la broma. Por así decirlo, esa experiencia dio lugar al relato «El peatón». Bradbury convertiría más tarde al personaje principal de «El peatón» en Guy Montag, el protagonista de Fahrenheit.
El título original de la novela no era Fahrenheit 451, sino El bombero. Y era lógico que Bradbury la escribiera en una biblioteca -el sótano de la Powell Library de la UCLA- en una máquina de escribir que alquilaba por diez centavos la media hora. Completó la historia en nueve días.
En una entrevista de 1956, Bradbury rememoró la escritura de la novela:
«Escribí este libro en un momento en el que me preocupaba cómo iban las cosas en este país hace cuatro años . Demasiada gente tenía miedo de sus sombras; había una amenaza de quema de libros. Muchos de los libros estaban siendo retirados de las estanterías en ese momento. Y, por supuesto, las cosas han cambiado mucho en cuatro años. Las cosas han vuelto a tomar una dirección muy saludable. Pero en aquel momento quería hacer algún tipo de historia en la que pudiera comentar lo que le ocurriría a un país si nos dejáramos llevar demasiado lejos en esta dirección, en la que todo el pensamiento se detiene, y el dragón se traga la cola, y como que nos desvanecemos en un limbo y nos destruimos a nosotros mismos con este tipo de acciones.»
Y en una entrevista de 2007 en la Comic Con de San Diego, habla del lugar en el que se encontraba y del significado especial que tenía para él cuando escribió Fahrenheit 451.