Discusión
El encondroma es el segundo tumor benigno más común del hueso (después del osteocondroma) que tiene un origen cartilaginoso hialino. El tumor surge dentro de la cavidad medular del hueso, por lo que se denomina encondroma. Es el tumor benigno más frecuente de los huesos pequeños de las manos y los pies; otras localizaciones como los huesos tubulares largos (húmero proximal, fémur distal, tibia proximal) son raras. La aparición del encondroma en el cuello del fémur es una de las localizaciones más raras del encondroma. La presencia de la patología en el cuello del fémur despierta la sospecha de otros diagnósticos diferenciales. Por lo tanto, el encondroma debe tenerse en cuenta en estos casos.
El encondroma suele observarse en el grupo de edad de 10 a 30 años con igual distribución de sexos, descubriéndose incidentalmente en casi todos los casos. La mayoría de las veces son asintomáticos. El dolor puede ser el síntoma de presentación en algunos casos. La gammagrafía ósea muestra una mayor captación cuando hay fracturas patológicas asociadas o expansión cortical en el hueso pequeño. El encondroma puede presentarse como un encondroma múltiple llamado enfermedad de Ollier. También puede tener asociados hemangiomas de partes blandas llamados síndrome de Maffucci.
El encondroma surge de los restos cartilaginosos de la placa fisiológica. La lesión de los encondromas está estrechamente relacionada con la placa fisiológica, ya que el 71% de los encondromas están a menos de 1,5 cm de la placa fisiológica, de los cuales el 43% están cerca de la placa fisiológica y sólo el 29% están a más de 1,5 cm de la placa fisiológica.
La paciente del presente estudio era una mujer de 30 años que se quejaba de dolor en la cadera desde hacía 7 meses. Una cuidadosa evaluación clínica y radiológica de la paciente reveló una cavidad lítica en el cuello del fémur sin brecha cortical y el hallazgo en la RM de una lesión hiperintensa en T2 en el cuello del fémur. Se hizo un diagnóstico provisional de encondroma que se confirmó posteriormente en la histopatología.
El diagnóstico diferencial de la lesión ósea lítica en el fémur proximal incluye el condroblastoma, el tumor de células gigantes, el quiste óseo simple, el quiste óseo aneurismático, la displasia fibrosa, el condrosarcoma, el fibroma condromixoide y el osteoblastoma .
El condroblastoma es una lesión epifisaria que se presenta en un grupo de edad joven (<20 años) con dolor e inflamación, tiene un borde esclerótico delgado y calcificación interna en la radiografía, la resonancia magnética muestra edema circundante con apariencia típica de alambrada en la histología.
El tumor de células gigantes es un tumor epifisario que se presenta comúnmente alrededor de la rodilla, con las típicas células gigantes osteoclásticas y áreas de hemorragia en la vista microscópica y las lesiones colindan con la superficie articular.
El quiste óseo simple se presenta en niños, contiene líquido serosanguíneo claro rodeado por una membrana de revestimiento. Las radiografías muestran una lesión lucente con márgenes escleróticos en un paciente esqueléticamente inmaduro.
El quiste óseo amniótico consiste en lesiones llenas de sangre, líticas y septadas. La displasia fibrosa suele detectarse en individuos jóvenes que presentan opacidades en vidrio deslustrado y lesiones quísticas o escleróticas homogéneas con apariencia de señal heterogénea en las secuencias T1 & T2.
Los condrosarcomas son tumores cartilaginosos malignos que aparecen en la 5ª década de la vida. En la radiografía muestran un patrón lítico con la típica mineralización de la matriz, brecha cortical, festoneado endosteal profundo y extensión a tejidos blandos. La gammagrafía ósea muestra un aumento de la captación. La diferenciación del condrosarcoma de bajo grado del encondroma es muy difícil, ya que ambos son muy similares desde el punto de vista histológico y radiográfico. Esto requiere una evaluación cuidadosa de tales casos.
Los fibromas condromixoides son una neoplasia benigna extremadamente rara que se presenta con dolor progresivo e hinchazón de larga duración. A grandes rasgos, se trata de una masa sólida y brillante intraósea. En la radiografía muestran una lesión lobulada, excéntrica y radiolúcida con márgenes escleróticos bien definidos.
Los osteoblastomas son raros y se presentan con mayor frecuencia en la columna vertebral y tienen un aspecto radiográfico de lesión lítica expansiva con un borde de esclerosis reactiva y calcificación interna. La resonancia magnética muestra una señal isointensa o hipointensa en la secuencia T2.
En cuanto al tratamiento, los casos asintomáticos se manejan de forma conservadora con seguimientos radiográficos seriados. Los casos sintomáticos requieren intervención quirúrgica. Se realiza un legrado extendido con lavado de peróxido de hidrógeno de la cavidad lítica y se rellena con injerto óseo. El injerto óseo puede ser un injerto óseo iliaco autógeno o un injerto óseo pediculado de músculo sartorio. Si el injerto no es factible, pueden utilizarse sustitutos óseos como el cemento óseo. La fijación interna puede realizarse de forma profiláctica o en casos de fracturas patológicas. Existen varias opciones para la fijación, como tornillos canulados, injerto autólogo no vascularizado para el peroné, con o sin aguja de kirschner. El tratamiento es más agresivo en los casos con transformación maligna.
Los avances recientes permiten el tratamiento del encondroma del cuello femoral mediante el curetaje y la fijación artroscópica, que es un procedimiento menos invasivo con mejores resultados clínicos.
En el presente estudio, el tratamiento realizado fue el legrado y la biopsia de escisión con injerto óseo autógeno de la cresta ilíaca con fijación profiláctica con tornillos canulados de 6,5 mm.
En una amplia revisión de la literatura, se encontraron muy pocos informes de estos casos. En 1925, Robert et al. informaron de un caso de encondroma del cuello del fémur con repetidas recidivas que provocaron mortalidad. Otro caso de encondroma solitario en el cuello del fémur fue reportado en 1986 por Mori et al., en una niña de siete años de edad.
Por lo tanto, hacemos hincapié en el hecho de que, aunque el encondroma en el cuello del fémur es extremadamente raro, pero el diagnóstico y el tratamiento oportuno puede conducir a un buen pronóstico.