Investigamos retrospectivamente los resultados quirúrgicos inmediatos y a largo plazo después de recortar los aneurismas no rotos. Entre 1991 y 2008, 166 pacientes se sometieron al clipaje del cuello de aneurismas saculares no rotos en nuestro instituto. Posteriormente, se realizó un seguimiento de los pacientes para aclarar la aparición de hemorragia subaracnoidea (HSA) y de accidentes cerebrovasculares distintos de la HSA, la recurrencia del aneurisma, la muerte cerebrovascular, la muerte por cualquier causa y los factores de riesgo. Se observó una complicación quirúrgica en 14 pacientes (8,4%) y morbilidad quirúrgica en dos pacientes (1,2%). De 164 pacientes, excepto estos dos que sufrieron morbilidad quirúrgica, pudimos obtener información de seguimiento de más de 3 años para 144 pacientes (87,8%). Había 49 hombres y 95 mujeres. La edad media era de 58,5 años y el periodo medio de seguimiento era de 7,9 años. Ocho casos habían fallecido durante el seguimiento (insuficiencia hepática en uno, insuficiencia renal en uno, suicidio en uno, hemorragia intracerebral (HIC) en dos, HSA en uno y neumonía tras el ictus en dos). Por tanto, la causa de la muerte fue el ictus y los efectos tardíos del mismo. En diez pacientes se produjeron doce eventos cerebrovasculares sintomáticos (infarto cerebral en siete, HIC en cuatro y HSA en uno). En consecuencia, el riesgo anual de HSA tras el clipaje de aneurismas no rotos fue del 0,085%. Además, el riesgo anual de accidente cerebrovascular en esos pacientes fue del 1,06%, y esta incidencia fue superior a la de la población general. Aunque este estudio confirmó el buen resultado quirúrgico, el riesgo anual de ictus tras el clipaje de aneurismas no rotos fue mucho mayor que el de la población general. El examen periódico a largo plazo para detectar aneurismas recurrentes y el tratamiento adecuado para prevenir el ictus deben realizarse en pacientes con aneurisma no roto tratado quirúrgicamente.