Seis maneras de recuperar el control de tu vida

En 2006, cuando empecé a investigar mi libro sobre cómo las mujeres pueden superar (o evitar por completo) las doce crisis profesionales más comunes y aprender a prosperar, me quedé impresionada por algunos de los consejos e historias que escuché. En lugar de aprender sobre enormes cambios cataclísmicos que alteraron sus vidas, escuché más sobre pequeños cambios de mentalidad diarios que ayudan a la gente a ver el mundo de manera drásticamente diferente, y más empoderada y positiva. Y cuando veían el mundo y sus vidas de forma diferente, se comportaban de forma diferente.

Fueron estos cambios de comportamiento los que allanaron el camino hacia una mayor felicidad, éxito y plenitud. Yo también he aprendido de mis propias reinvenciones que a menudo son las pequeñas cosas que hacemos en la vida las que tienen el mayor impacto.

Para saber más sobre cómo podemos dar pequeños pasos para recuperar el control de nuestra vida, me entusiasmó ponerme al día con Amy Newmark, que ha sido la editora y autora de la línea de libros Sopa de pollo para el alma desde 2008, cuando ella y su marido y un grupo de inversores compraron la empresa a sus fundadores, Jack Canfield y Mark Victor Hansen. El último libro de la serie Sopa de pollo para el alma es Time to Thrive: 101 Stories About Growth, Wisdom and Dreams (101 historias sobre el crecimiento, la sabiduría y los sueños), del que son coautores Amy Newmark y Loren Slocum Lahav, y que trata sobre cómo tomar las riendas de tu vida, perseguir tus pasiones y llevar una vida con sentido. Me siento honrada de ser una colaboradora, y me he beneficiado de leer cómo los otros 100 colaboradores descubrieron sus propias claves personalizadas para prosperar.

A veces, recuperar el control de tu vida empieza por redescubrir lo que te hace vibrar, aprender a cuidar de ti mismo o dedicar tiempo a las personas y cosas que amas. He aquí cinco poderosos consejos del libro que ilustran lo que es posible:

1. Sé disciplinado con tu tiempo «para mí»

Cinco días a la semana, de martes a sábado, Rebecca Hill dedica todo su tiempo y atención a sus clientes. Tanto si se trata de esculpir los brazos de alguien como de las vacaciones perfectas, sus dos trabajos -como instructora de fitness y como combinación de posadera y conserje- la mantienen alerta. Los domingos los dedica al «día del pijama» con su marido. Y los lunes, Rebecca se dedica a mimar a su cliente más importante: ella misma. Los lunes son sus «días míos», y se asegura de dedicarlos a hacer cosas que la hagan sentir bien. Los «My-days» dan a Rebecca el impulso positivo y la recarga que necesita para afrontar el resto de la semana con energía y entusiasmo.

2. No tengas miedo de desafiar las convenciones.

Todos sus amigos y familiares pensaron que estaba loca por decidir hacer el viaje de 16.000 millas desde su casa en Florida hasta Alaska y de vuelta, sola. Especialmente con sólo cuatro meses para planearlo. Lo que no sabían era que Sheila Wasserman estaba haciendo realidad su sueño. No, no estaba nerviosa, y no, no necesitaba que nadie la acompañara. «Fue difícil decirles que quería estar sola. Me gusta mi propia compañía». Planeó su gran aventura casi como si estuviera en un sueño. Después de empacar una caravana con todo lo esencial, salió a la carretera para descubrir si quedaba algo más de «ella» en ella. Era exactamente lo que quería.

3. Mímate a ti mismo como a un invitado.

Cuando Paula Klendworth Skory era una niña, su madre ponía jabones especiales con forma de flor para la compañía. La familia nunca los tocaba, ya que eran para los invitados. Con el tiempo, los jaboncitos fueron acumulando polvo, hasta que ya no parecían muy especiales. De adulta, Paula continuó en la misma línea, sacando cosas especiales para los invitados, pero nunca las usaba ella misma. Una de esas cosas era otro jabón, éste un regalo hecho a mano por su cuñado artesano poco después de su boda. No fue hasta que le diagnosticaron un cáncer, décadas más tarde, cuando se dio cuenta de que había llegado el momento de darse un capricho a sí misma, además de a un invitado. El jabón salió del cajón y, mientras el agua corría por sus manos, los colores y el aroma la llenaron de pura alegría. «Sentí que mis problemas se lavaban con esos pequeños trozos de espuma». Era una cosa tan pequeña, pero la hizo tan feliz. Ahora Paula entiende que ella también se merece el trato de los invitados.

4. Aprender a decir ‘no’.

Ann Vitale se pasó la mayor parte de tres décadas diciendo que sí a todas las peticiones que le hacían. Dirigir un club, presidir una junta directiva, unirse a una organización: cuando alguien le pedía un favor, ella siempre decía que sí. «El problema es que muchas veces, cuando asumes el manto, la gente espera que lo sigas llevando año tras año». Cuando se jubiló, decidió que haría todas las cosas que siempre había querido hacer por sí misma. Pensó en las cosas que había guardado para más adelante, para «en cuanto…». Pero las peticiones no cesaban. Hasta que un día tuvo una revelación: «Acababa de decir ‘No’ sin ninguna explicación. …Sólo ‘No’. Y, sorprendentemente, no me sentí culpable por ello». Ahora Ann se dice a sí misma «sí». Sí a relajarse, sí a escribir, sí a cuidar de su parterre. Y a veces sigue diciendo que sí a los favores, también, pero sólo cuando realmente quiere hacerlo.

5. Acostúmbrate a probar cosas nuevas.

Una deslucida reunión del club de lectura cobró repentinamente una nueva vida después de que Ericka Kahler decidiera hacer un par de llamadas telefónicas para encontrar un orador invitado. Fue como un relámpago cuando se dio cuenta de lo sencillo que era hacer que las cosas sucedieran. «¿Cuántas oportunidades había perdido por no esforzarme?». Fue entonces cuando decidió que sería su «verano del sí». Cuando sus amigos le proponían nuevas aventuras, ella se lanzaba con entusiasmo. Y cuanto más decía que sí, más invitaciones recibía y más aventuras nuevas probaba. Al final del año, tenía un nuevo trabajo, un título universitario completo y una amplia gama de nuevos intereses. «Sí» se había convertido en su mantra, y cambió su vida.

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Me encantaría añadir mi propio consejo personal sobre cómo prosperar a través del cambio (y el caos):

6. Abraza lo que tu vida está tratando de enseñarte.

Cuando llegues a lo que crees que es un punto de ruptura, no te resistas, sino abrázalo. Camina hacia él. A menudo estos momentos ocurren precisamente para iluminar lo que te falta en tu vida, y lo que anhelas profundamente. Cuando aprendes a abrazar en lugar de luchar contra las lecciones que estos momentos desafiantes intentan enseñarte, de repente un nuevo camino se vuelve más claro y más posible que nunca. La ruptura puede allanar el camino para el avance, si se lo permites.

Para obtener más consejos, estrategias e historias inspiradoras sobre el crecimiento, la sabiduría y la consecución de tus sueños, visita Sopa de pollo para el alma: Tiempo de prosperar.

Para encontrar tu felicidad profesional, echa un vistazo a The Amazing Career Project y a Best Work/Best Life.

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