Sí, la ciencia dice que tu quiropráctico puede ayudarte a resolver tu dolor de espalda

El dolor de espalda o de cuello es común entre los adultos de Estados Unidos -no sólo entre los militares- y tanto los pacientes como los médicos buscan mejores formas de tratar el dolor.

Estudios recientes de Gallup descubrieron que aproximadamente 1 de cada 4 adultos acudió a un profesional médico por dolor de cuello o espalda en el último año y que el 65 por ciento buscó atención en algún momento de su vida.

El Colegio Americano de Médicos, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y la Comisión Conjunta recomiendan terapias no farmacológicas para el dolor de espalda como enfoque de tratamiento inicial, dijo Goertz.

«Sin embargo, estoy escuchando… que el uso de estas terapias, incluyendo el cuidado quiropráctico, no ha aumentado desde que se publicaron estas directrices», añadió.

Pero la investigación muestra que los pacientes se están volviendo recelosos de las píldoras como solución única. Al menos el 78 por ciento de los adultos estadounidenses querrían probar otras formas distintas a la medicación para aliviar su dolor, según Gallup.

Un estudio de 2016 en el que colaboró Goertz mostró que alrededor del 14 por ciento de las personas han acudido a un quiropráctico en el último año. De los que tienen un dolor significativo en el cuello o la espalda, el 33 por ciento dijo que el cuidado quiropráctico era más seguro en comparación con el 12 por ciento que dice que los medicamentos para el dolor son más seguros (la fisioterapia fue percibida como la más segura), según los datos de Gallup. Además, el 29 por ciento dice que el cuidado quiropráctico es más eficaz que los medicamentos para el dolor para aquellos que tienen dolor de cuello o espalda, mientras que el 22 por ciento prefirió la medicación sobre el cuidado quiropráctico.

Los datos de Gallup encontraron que el 53 por ciento de los adultos estadounidenses dicen que lo que más les gustaría es ver a un médico sobre su dolor de cuello o espalda, mientras que el 28 por ciento preferiría ver a un quiropráctico.

Entonces, ¿por qué algunos estadounidenses siguen tomando pastillas cuando un ajuste quiropráctico puede ser tan o más eficaz?

Goertz dijo que las preferencias de los pacientes y las directrices basadas en la evidencia para el dolor lumbar están desconectadas de lo que ocurre en nuestros sistemas sanitarios. La gente puede recurrir a la medicación como parte de un hábito habitual, aunque los incentivos financieros podrían entrar en juego.

Algunos planes de salud sólo consideran el cuidado quiropráctico después de que los tratamientos tradicionales hayan fracasado en lugar de convertirlo en una opción de tratamiento de primera línea, explicó Goertz.

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