Todo el mundo excreta una pequeña cantidad de una sustancia en su orina llamada hidroxihermopirrolina-2-ona, o para abreviar, HPL (también llamada Factor Malva o Mauve).1 Sin embargo, las primeras investigaciones y las observaciones clínicas realizadas a lo largo de 50 años muestran que algunos de nosotros excretamos, y por tanto producimos, grandes cantidades de esta sustancia potencialmente tóxica.
En niveles elevados, la HPL puede estar relacionada con problemas neuroconductuales (problemas de comportamiento relacionados con el sistema nervioso) y digestivos. La HPL elevada es una condición que ahora se llama Trastorno de Pirrol.
¿Qué es la HPL o malva?
La investigación es escasa en el área de identificar cómo se produce la HPL en el cuerpo, pero se cree que es un factor hereditario. Fue descubierto por primera vez por un psiquiatra canadiense, el Dr. Abram Hoffer, que al realizar pruebas a personas con esquizofrenia descubrió que muchas de ellas, que tenían los mismos síntomas, también tenían orina de color malva; de ahí el nombre de Factor Malva. En colaboración con el Dr. Carl Pfeiffer, encontraron un estándar de prueba para la HPL urinaria llamado criptopirrol. Durante muchos años se utilizó incorrectamente el término kirptopirrol en lugar de HPL o Factor Malva; el kirptopirrol es una sustancia diferente con una estructura similar.1
Tras una investigación más profunda, el grupo de Pfeiffer descubrió que un nivel elevado de HPL no se limitaba a la esquizofrenia. Las condiciones o situaciones que pueden estar relacionadas con el Trastorno del Pirrol incluyen:
- Síndrome de Down
- Esquizofrenia
- Comportamiento delictivo
- Trastorno bipolar
- Ansiedad
- Depresión
- Autismo
- Epilepsia
- Discapacidades de aprendizaje
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
- Neurosis
- Alcoholismo1
- Poco recuerdo de los sueños (también deficiencia de vitamina B6)
- Náuseas a media mañana (también deficiencia de vitamina B6)
- No tener hambre para desayunar por la mañana (también deficiencia de vitamina B6)
- Manchas blancas en las uñas (también deficiencia de zinc-. La HPL puede ser un marcador de deficiencia de zinc)
- Las estrías (también deficiencia de zinc y vitamina B6)
- Tez de muñeca china (pálida) o incapacidad para broncearse (la HPL puede afectar a la pigmentación de la piel)
- Malestares digestivos, como estreñimiento o diarrea (también se observan en muchas de las afecciones mencionadas anteriormente)
- Sensibilidad a las luces, sonidos y olores brillantes
- Intolerancia al estrés, irritabilidad & o ira explosiva
- Ansiedad, depresión y pesimismo
- Malestares de la piel – sequedad, dermatitis, picor, queratosis pilaris
- Malestares de las articulaciones
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Trastorno por pirosis, El estrés y el intestino
La HPL puede ser un factor inducido por el estrés. Se ha propuesto, con el apoyo de los clínicos y de un estudio experimental, que el estrés emocional y físico aumenta la excreción de HPL muy rápidamente. También se cree que el estrés y la HPL elevada pueden afectar a la producción de hemo, el portador de hierro en los glóbulos rojos. Esto tiene un efecto perjudicial en la producción de energía y aumenta el daño oxidativo en las células, ya que el cuerpo no puede producir suficientes antioxidantes y otros factores importantes de desintoxicación. Muchas de las afecciones mencionadas anteriormente implican un estrés oxidativo.1,2
Este aumento del estrés oxidativo (comparado con la oxidación celular) también se observa cuando la pared intestinal se vuelve permeable o impermeable. La pared intestinal está equipada de forma natural con uniones herméticas que mantienen su integridad para evitar que sustancias grandes o extrañas viajen desde el intestino al cuerpo. Cuando esta barrera se daña, puede producirse un aumento de la permeabilidad intestinal, también llamado síndrome del intestino permeable. El estrés (físico, emocional y oxidativo) aumenta la permeabilidad intestinal. Las observaciones sugieren que esto, a su vez, aumenta la excreción de HPL.2
Nutrientes para el trastorno del pirrol
Las investigaciones del grupo de Hoffer y Pfeiffer incluyeron el uso de vitamina B6 y zinc. Encontraron que altas dosis de estos nutrientes proporcionaban una mejora significativa en los niveles y síntomas de la HPL. Clínicamente, descubrieron que existe un patrón de trastorno pirróico con niveles bajos de vitamina B6 y zinc. Esto, junto con otras investigaciones, sugirió que los niveles elevados de HPL pueden complejizarse o unirse a estos nutrientes y sacarlos del cuerpo a través de la orina. El estrés oxidativo también aumenta con la deficiencia de estos nutrientes.1
La vitamina B6 y el zinc se han utilizado como tratamiento estándar para el Trastorno de Pirrol durante muchos años. Los clínicos con experiencia en esta área han aconsejado que suele ser necesario un tratamiento a largo plazo, con posibles ajustes de la dosis en momentos de estrés o de crecimiento en los niños. Se recomienda un régimen de dosificación regulado y supervisado por un profesional de la salud, ya que las dosis bajas pueden no tener ningún efecto sobre los signos y síntomas del Trastorno de Pirrol.1,2
Otros nutrientes que pueden ser importantes son los aceites de pescado, el aceite de onagra, el magnesio y los antioxidantes. 2
¿Qué aspecto tiene el Trastorno del Pirrol?
Muchos de los signos y síntomas del Trastorno del Pirrol se correlacionan con la deficiencia de zinc y vitamina B6, relacionando potencialmente la pérdida de estos nutrientes con este trastorno. Hay un gran número de presentaciones asociadas con esta condición y varían con cada persona. Estas pueden incluir1:
Prueba del Trastorno de Pirrol
La prueba del Trastorno de Pirrol es una prueba de orina fácil y no invasiva. La HPL es extremadamente sensible a la luz, por lo que la prueba requiere una muestra de orina tomada dentro de una habitación oscura y debe ser la segunda micción del día; la HPL se excreta principalmente durante el día, no durante la noche. También debe dejar de tomar vitamina B6 o zinc durante al menos tres días antes de la prueba para proporcionar un resultado preciso.
Debido a la falta de estudios de referencia, muchos médicos convencionales no validan la existencia del Trastorno del Pirrol. Sin embargo, muchos profesionales de la salud (naturópatas, biomédicos y algunos médicos de cabecera) que sí utilizan esta prueba pueden remitirle a un laboratorio de patología o proporcionarle un kit de pruebas casero. Se recomienda un control regular por parte de un profesional de la salud, ya que puede ser necesario variar las dosis en función de los cambios en su estilo de vida y de los resultados de la prueba.