La palabra trueno se deriva de Thor, el dios nórdico del trueno, conocido por su habilidad para forjar rayos.
Esencialmente, el trueno es el sonido producido por un rayo. Cuando un rayo cae, el estrecho canal de aire por el que viaja alcanza temperaturas de hasta 30.000 °C casi instantáneamente. Este intenso calentamiento hace que el aire se expanda rápidamente hacia el aire más frío que lo rodea, creando una ondulante onda de choque que escuchamos como un estruendoso trueno.
Dependiendo de su formación y ubicación, este trueno puede oírse como un fuerte y repentino crujido o como un largo y bajo estruendo. Los truenos duran más que los relámpagos debido al tiempo que tarda el sonido en viajar desde las diferentes partes del canal del rayo.
La intensidad y el tipo de sonido que escucha el oyente depende de las condiciones de la atmósfera y de lo cerca que esté el oyente del rayo: cuanto más fuerte sea el trueno, más cerca estará el rayo.
Cuando un rayo está cerca, el trueno se escucha como un fuerte aplauso o un chasquido. Cuando el sonido del trueno tiene un carácter retumbante, se trata de las ondas sonoras que llegan al oyente en diferentes momentos debido a la forma del rayo. En raras ocasiones, el sonido del trueno a muy corta distancia ha causado lesiones a personas y daños a la propiedad.
¿A qué distancia está una tormenta eléctrica?
El trueno siempre se oirá después de que se vea el rayo debido a que la luz viaja mucho más rápido que el sonido. Tanto el relámpago como el trueno se generan simultáneamente, pero como la velocidad de la luz es de 299.792.458 m/s y la del sonido de 340,29 m/s, siempre habrá un intervalo entre ambos para el observador.
Se puede estimar la distancia a la que se encuentra una tormenta eléctrica midiendo el tiempo que transcurre entre que se ve el relámpago y se oye el comienzo del trueno. La longitud de este intervalo en segundos se puede dividir por tres para obtener una distancia aproximada en kilómetros.
A veces se ven los relámpagos pero no se oyen los truenos. Esto se debe a que los truenos rara vez se oyen a más de 20 km de distancia o a que las condiciones atmosféricas hacen que el sonido se doble hacia arriba y se aleje de la superficie.