Vivir con dolor crónico

El dolor es la señal de advertencia del cuerpo de que algo no va bien.

Cuando los síntomas dolorosos aparecen por primera vez, los pacientes y sus proveedores de atención médica trabajan juntos para ver si pueden identificar y abordar la causa subyacente. Sin embargo, para muchas afecciones y lesiones no existe una cura médica o quirúrgica precisa. Con el paso del tiempo, además de otros diagnósticos o incluso sin una causa identificable, los pacientes pueden ser diagnosticados de dolor crónico. Los objetivos del tratamiento pasarán entonces de resolver el dolor a reducirlo y controlarlo.

Típicamente, el dolor se considera crónico cuando persiste durante seis meses o más. Pero para algunos pacientes, el dolor crónico puede durar años o incluso toda la vida. Hay muchas causas posibles para el dolor a largo plazo, incluyendo lesiones, como la implicación en un accidente de coche, o trastornos o enfermedades subyacentes, como la fibromialgia o la artritis.

El tipo de dolor experimentado puede ser tan variado como las razones que hay detrás. El dolor puede percibirse como un ardor, una punzada, un dolor, una pulsación y muchas otras sensaciones. Estas sensaciones pueden producirse en cualquier parte del cuerpo y pueden ir de leves a graves, de intermitentes a continuas y de molestas a incapacitantes. Con el tiempo, el dolor crónico puede convertirse en una enfermedad en sí misma, creando cambios notables en el cuerpo, particularmente en el sistema nervioso.

Debido a que cada persona con dolor es tan única, puede ser un reto manejar el dolor de manera efectiva. No existe un enfoque único para el tratamiento, y el manejo del dolor suele estar dirigido a reducirlo, no a eliminarlo. En colaboración con el personal sanitario, la mayoría de las personas que sufren dolor tendrán que someterse a un proceso de prueba y error para encontrar un plan de tratamiento que les funcione. Por lo general, el éxito del tratamiento del dolor requiere encontrar una combinación de terapias multidisciplinarias y multimodales que reduzcan el dolor lo suficiente como para mejorar la calidad de vida y aumentar la funcionalidad.

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