24.3: Azúcares D y L

La configuración de la glucosa

Los cuatro centros quirales de la glucosa indican que puede haber hasta dieciséis (24) estereoisómeros con esta constitución. Estos existirían como ocho pares diastereoméricos de enantiómeros, y el reto inicial era determinar cuál de los ocho correspondía a la glucosa. El químico alemán Emil Fischer aceptó este reto y lo superó en 1891. Su éxito en la resolución del laberinto estereoquímico que plantean las aldohexosas fue una proeza lógica, y por ello recibió el Premio Nobel de Química en 1902. Una de las primeras tareas a las que se enfrentó Fischer fue idear un método para representar la configuración de cada centro quiral de forma inequívoca. Para ello, inventó una técnica sencilla para dibujar cadenas de centros quirales, que ahora llamamos fórmula de proyección de Fischer. Haga clic en este enlace para ver una reseña.

En el momento en que Fischer emprendió el proyecto de la glucosa no era posible establecer la configuración absoluta de un enantiómero. En consecuencia, Fischer hizo una elección arbitraria para la (+)-glucosa y estableció una red de configuraciones de aldosas relacionadas que denominó familia D. Las imágenes especulares de estas configuraciones se denominaron entonces familia L de aldosas. Para ilustrar el uso de los conocimientos actuales, a continuación se muestran las fórmulas de proyección de Fischer y los nombres de la familia de aldosas D (de tres a seis átomos de carbono), con los átomos de carbono asimétricos (centros quirales) coloreados en rojo. El último centro quiral en una cadena de aldosa (el más alejado del grupo aldehído) fue elegido por Fischer como el sitio designador D / L. Si el grupo hidroxilo en la fórmula de proyección apuntaba a la derecha, se definía como miembro de la familia D. Un grupo hidroxilo dirigido hacia la izquierda (la imagen en el espejo) representaba entonces la familia L. La asignación inicial de Fischer de la configuración D tenía una probabilidad de 50:50 de ser correcta, pero todas sus conclusiones posteriores sobre las configuraciones relativas de varias aldosas tenían una base sólida. En 1951 los estudios de fluorescencia de rayos X del ácido (+)-tartárico, realizados en los Países Bajos por Johannes Martin Bijvoet, demostraron que la elección de Fischer era correcta.

Es importante reconocer que el signo de la rotación específica de un compuesto (un número experimental) no se correlaciona con su configuración (D o L). Es una cuestión sencilla medir una rotación óptica con un polarímetro. La determinación de una configuración absoluta suele requerir la interconversión química con compuestos conocidos mediante rutas de reacción estereoespecíficas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *