Una breve guía sobre los componentes de las canciones
La música tiene muchas formas y enriquece nuestras vidas de diversas maneras. Intensifica nuestras emociones, nos ayuda a concentrarnos, nos acompaña en los viajes por carretera y nos motiva para los entrenamientos. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
Definición
Debido a su naturaleza subjetiva, se han propuesto multitud de definiciones de la música. Sin embargo, el compositor Edgard Varèse la definió como «sonido organizado». En La liberación del sonido, escribe:
… Decidí llamar a mi música «sonido organizado» y a mí mismo, no un músico, sino «un trabajador en ritmos, frecuencias e intensidades.»
Los elementos básicos
Los componentes fundamentales de la música son la sonoridad, el tono, la duración (o ritmo), el tempo, el timbre y la reverberación. Cuando se combinan cuidadosamente, dan lugar a conceptos de nivel superior como la métrica, la armonía, la melodía y la tonalidad. Así pues, la música se diferencia del sonido aleatorio por la combinación de sus elementos básicos y las relaciones que se establecen entre ellos. Definámoslos brevemente.
El tono es la frecuencia de un determinado tono, relacionada con su posición relativa en la escala musical. Cuanto más alta es la frecuencia, más alto se percibe el tono.
El ritmo se refiere a las duraciones de una serie de notas o tonos y a cómo se agrupan para formar unidades.
El tempo se refiere al ritmo general de la canción o pieza.
La sonoridad se relaciona con cuánta energía crea un instrumento, es decir.es decir, cuánto aire desplaza, que luego viaja en forma de ondas sonoras hacia nuestros tímpanos, donde se convierte en sonido perceptible.
El timbre, quizá el elemento más interesante, distingue entre los colores tonales de los distintos instrumentos. Si alguien toca una nota de un tono, una duración y un volumen determinados con una trompeta y, a continuación, otra persona toca esa misma nota con un clarinete, la diferencia en la calidad tonal se hace evidente: esto es el timbre.
La reverberación se define como la percepción de la distancia a la que se encuentra la fuente de sonido con respecto a nosotros, combinada con el tamaño de una habitación o sala en la que se encuentra la música. A menudo se denomina amplitud, o simplemente «eco».
La sonoridad y el tono son construcciones de la mente, o propiedades interpretadas por el cerebro. Es decir, no existen en el mundo real. Por ejemplo, si sube el volumen de su equipo de música, la amplitud de las vibraciones de las moléculas de aire que se mueven hacia su tímpano aumentará; sin embargo, se necesita un cerebro para interpretar y notar este cambio.
La relación entre el sonido más suave que podemos detectar y el más fuerte sin causar daños permanentes es de uno a un millón, medido como niveles de presión sonora en el aire. En la escala de decibelios (dB), es de 120dB, y se conoce como nuestro rango dinámico. Un ejemplo de 0dB es un mosquito volando en una habitación tranquila, a tres metros de tus oídos, mientras que 120dB sería un motor de avión que se escucha en la pista de aterrizaje a 300 metros de distancia o un típico concierto de rock. Si una grabación tiene un rango dinámico de 80dB, significa que la diferencia entre el sonido más suave y el más fuerte de esa pista es de 80dB. Hay que tener en cuenta que la escala de dB es logarítmica, lo que significa que la duplicación de la intensidad de la fuente de sonido da lugar a un aumento de 3dB en el sonido. Por lo tanto, ¡126dB es cuatro veces más fuerte que 120dB!
Conceptos de nivel superior
El compás surge de la agrupación de tonos entre sí a través del tiempo. Por ejemplo, un metro de vals se organiza en tonos de tres, mientras que un metro de marcha en grupos de dos o cuatro. Esta información la extrae nuestro cerebro del ritmo general y de las señales de volumen.
La clave se refiere a la jerarquía tonal de importancia en una pieza musical. Es una construcción humana y no existe en el mundo real – es puramente una función de nuestras experiencias con estilos musicales específicos, idiomas y esquemas mentales.
La melodía es el tema principal de una pieza musical – la parte que tiende a quedarse en nuestra mente cuando escuchamos una canción que nos gusta especialmente. Curiosamente, el tono real de las notas, es decir, la frecuencia, no es necesariamente relevante para la melodía. Lo que importa es la distancia relativa entre las notas, o el intervalo. Por ejemplo, no todos los «Cumpleaños feliz» empiezan en el mismo tono (o nota); sin embargo, si la distancia relativa entre las notas sigue siendo la misma, somos capaces de identificar la canción con relativa facilidad.
Por último, la armonía está relacionada con los tonos de los diferentes tonos y la relación entre ellos. Esto lleva a la capacidad de establecer contextos tonales, que conducen a ciertas expectativas musicales que un compositor puede cumplir o violar con fines expresivos. Un ejemplo de esta violación es la cadencia engañosa, una progresión de acordes en la que el acorde de dominante va seguido de un acorde distinto de la tónica.
En general, el sonido es una imagen mental creada por nuestro cerebro. Una fuente, normalmente un instrumento musical o las cuerdas vocales, genera una onda sonora compuesta por los elementos anteriores, que luego desplaza las moléculas de aire mientras viaja por el entorno que le rodea, llegando finalmente a nuestro tímpano, que a su vez comienza a agitarse en la misma frecuencia que el tono con el que fue dotado el sonido. Los seres humanos pueden oír dentro de un rango de frecuencias de 20Hz a 20kHz, es decir, nuestras propiedades fisiológicas son sensibles dentro de este rango.
Elaboración del timbre
El timbre se considera una de las propiedades más misteriosas y mal definidas de la música y, por lo tanto, merece alguna discusión más. Ahora bien, esto requiere un poco de física, pero lo mantendremos ligero.
El estándar de afinación general utilizado hoy en día se llama A440. Esto denota que la nota A, que se encuentra por encima del C medio en un piano, tiene una frecuencia de 440Hz. Este sistema nos ayuda a colaborar con otros músicos de todo el mundo, ya que la afinación de nuestros instrumentos está estandarizada. Sin embargo, dado que sólo hay 12 notas en una octava, en un piano se encuentran varias teclas con la nota A. Todas ellas son múltiplos enteros de 440 Hz, es decir, 55 Hz, 110 Hz, 220 Hz, 880 Hz, etc. En el ámbito de los armónicos, esto se denomina serie de sobretonos y es esencial para la percepción del timbre. Cuando escuchas a un saxofón tocar una nota a 220Hz (primer armónico), en realidad percibes no sólo la nota a 220Hz, sino también su serie de sobretonos a 440Hz (segundo armónico), 880Hz (tercer armónico), 1760Hz (cuarto armónico), etc.